COVID-19: el funcionamiento de las dependencias, la burocracia y los sindicatos

Por Luis Granados

El Coronavirus no solo detuvo las actividades económicas, educativas y académicas del país, los estados y los municipios, también detuvo las actividades burocráticas de los tres ordenes de gobierno, sin embargo, para estos casos, las afectaciones son menores o inexistentes.

En el caso de las actividades económicas, los más afectados son hasta este momento los prestadores de servicios, turismo, restaurantes, comercio, transporte, esparcimiento, así como la industria, mismos que se han visto obligados al cierre de sus negocios, o en el mejor de los casos han bajado su ventas (los que se lograron tropicalizar al envío a domicilio), lo que a su vez a ocasionado desempleo y bajo consumo, situación a la que hay que sumarle el aumento del precio del dólar, la caída del precio del barril de petróleo y sus efectos colaterales (ya está anunciado, 6.6% caerá la economía del país).

En el sector educativo o académico, la generación de inteligencia se encuentra detenida y afectada, la necesidad de parar las clases presenciales ha tenido efectos negativos en el aprovechamiento de los estudiantes y han puesto en aprietos a los docentes, en virtud de que la capacitación y los métodos de enseñanza no están diseñados para clases virtuales, peor aún, seguro muchísimos maestros no saben usar la tecnología, aunado que miles de alumnos no tienen acceso a internet y tecnología. 

En el caso de Michoacán, Oaxaca o Chiapas, no habrá tanta afectación, pues esa ya está hecha desde hace varios lustros, ello debido a que al menos la CNTE no es precisamente dadivosa con la calidad educativa, mucho menos son maestros dedicados, por el contrario, se encuentran separados del interés superior de la niñez. 

En el supuesto de las actividades burocráticas, se han detenido las tareas y servicios que no son tan esenciales y que lo único que queda en evidencia es la existencia de grandes aparatos gubernamentales y burocráticos que cuestan en demasía a las finanzas públicas.

En los tres ordenes de gobierno, siendo objetivos y claros, solo están funcionando las áreas de salud, las de seguridad pública, procuración de justicia, hacienda y finanzas, y son esas áreas las que están sacando la casta. 

Por otro lado, dependencias como las de turismo, economía, gobierno, educación, desarrollo social, vivienda, obras públicas y decenas más de áreas se encuentran paralizadas (aunque la mayoría fingen hacer algo para sacar alguna nota y simular trabajo), sin embargo, el país a marchas forzadas sigue caminando sin esas áreas funcionando, ello porque son los mermados sectores productivos per se los que siguen manteniendo de pie al país. 

La contingencia nos está demostrando que muchas dependencias, así como cargos burocráticos de primer y segundo nivel no son necesario para lograr la gobernanza en el país, los estados y municipios; también está acreditado que los sindicatos y el personal sindicalizado de la burocracia no son indispensables ni necesarios para el funcionamiento del gobierno.

Hay secretarias, subsecretarias, direcciones generales o direcciones de área que no se justifican, si no existieran no habría afectaciones, por el contrario, se generarían condiciones para invertir de mejor manera los recursos públicos. Tengo certeza que una sola oficina que desarrolle y ejecute proyectos reales de gobernanza, tendría mayor efectividad que varias dependencias juntas, en la lógica de reactivar todos los sectores productivos y considerarlos como aliados y auxiliares del Estado, por supuesto, manteniendo la rectoría plena de la economía como lo establece la Carta Magna. 

Por otro lado, ni el FSTSE, STASPE, SEMACM u otros similares, son o serán factor de gobernanza, por el contrario, son fugas económicas por las excesivas prerrogativas de las que gozan, a lo que hay que sumarle su descomunal conformismo; además, se limitan a sentarse en su escritorio, trabajar 8 horas, quejarse cuando se les pide mayor entrega, e incluso tienen el atrevimiento de querer poner y quitar funcionarios públicos. 

Este momento debe llevar a los gobiernos, a los diputados y a la clase política a reflexionar sobre las estructuras gubernamentales y la burocracia. Soy un convencido que mientras menos dependencias haya, menos burocracia exista, y se preparen planes de gobernanza con tiros de precisión, con inversiones debidamente diseñadas de manera estratégica, el país, los estados y los municipios van a lograr más en favor de sus gobernados, pero mientras siga el Estado haciendo más grandes sus estructuras, mientras los sindicatos sigan creciendo y mordiendo la ubre, los recursos públicos se destinarán al gasto operativo y no a la gobernanza. 

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