“Casandra” en la era del Covid-19

Por Teresa Da Cunha Lopes

Desde el inicio (hace dos meses), hablé de la necesidad de usar máscaras : se rieron un@s, me mandaron comunicados otr@s, que me informara mejor (l@s que nunca se informan) , me insultaron de “capitalista”, “racista” y “conservadora» (demasiad@s).

Después  hablé durante semanas, de la necesidad de hacer cuarentena, quedar en casa: se rieron un@s, me mandaron comunicados otr@s, que me informara mejor (l@s que nunca se informan), me insultaron de “capitalista”, “racista” y “ conservadora “ (demasiad@s).

Intenté alertar para la necesidad de un paquete de estímulos fiscales y económicos: se rieron un@s, me mandaron comunicados otr@s, que me informara mejor (l@s que nunca se informan), me insultaron de “capitalista”, “racista” y “conservadora» (demasiad@s).

¿Qué pasa cuando público sobre la necesidad (urgente) de testes masivos , incluyendo un plan nacional (estado por estado) que incluya  una apropiada implementación de los tres tipos de testes? Se ríen un@s, me mandan  comunicados otr@s, que me informe  mejor ( l@s que nunca se informan ) , me insultan de “capitalista”, “racista” y “conservadora» (demasiad@s).

  ¿O , cuando habló de estar muy atent@s a los riesgos de brotes de discriminacion, de racismo, de intolerancia, de linchamientos, de aumento de violencia contra grupos vulnerables, de los riesgos para con las poblaciones indígenas, de las derivas autoritarias, de las regresividades obscurantistas, del valemadrismo de los políticos , de la impreparación general?  Se ríen un@s, me mandan  comunicados otr@s, que me informe  mejor (l@s que nunca se informan), me insultan de “capitalista”, “racista” y “ conservadora» (demasiad@s).

Continúen, por favor. Continúen riéndose, como carroñer@s, continúen pensando que no “me informo» antes de publicar una opinión o de hacer un comentario sobre lo que estamos viviendo, por favor, no dejen de insultarme  por inbox, o directamente, en pleno muro …continúen , continúen, y después no se espanten con la recesión económica, con las tragedias personales de familias diezmadas, con las curvas que día a día van en aumento; con la ruptura del sistema de salud y, con los brotes de violencia social alimentados por la supina ignorancia de much@s.

Yo, por mi parte ya estoy habituada a mirar, con la impotencia de una “Casandra” en el siglo XXI, el caos generado por las consecuencias nefastas de la ausencia de respuestas adecuadas (y, en tiempo y forma) ante escenarios anunciados.

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