Por: Ernesto Pacheco Cáceres
Hay dos clases de economistas; los que quieren hacer más ricos a los ricos y los que queremos hacer menos pobres a los pobres. José Luis Sampedro
El domingo 3 de abril AMLO presentó su informe trimestral de actividades, donde dio a conocer su plan sanitario y de reactivación económica ante el coronavirus, para muchos considerado el momento ideal para recobrar la confianza de los ciudadanos, la cual se percibe vulnerada como ya lo habíamos comentado, ante la constante caída en las encuestas a lo largo de este año.
Podemos decir que su plan sanitario hasta antes del informe, no generaba muchas expectativas, pues AMLO había declarado tener un gobierno responsable que “sabe tomar decisiones acertadas”; tales como, la compra consolidada de medicamentos, contar con espacios en los hospitales, o el plan DN-III por si se requería; es decir que se cuenta con todo lo necesario para que la gente perciba que estamos realmente preparados, hasta ahí su dicho, dejando de lado que la inversión pública en México en el rubro de la salud es 30% menor que la mayoría de los países del Continente Americano, según la OMS, lo que pondría en duda la eficiencia planteada.
Respecto al plan de reactivación económica, el cual se esperaba con ansiedad, pensando que el promedio de los ciudadanos después de sentirse seguro en las cuestiones de salud, volcaría su preocupación al tema económico, que dejará estragos por el aislamiento social voluntario, tomando como parámetro el proyecto de estímulo económico que había lanzado EU, que de alguna manera nos podría dar un panorama de lo que estaríamos esperando, guardando las debidas proporciones, ya que hablamos del mayor rescate económico de la historia de ese país, considerando la pandemia, es así, que nuestro vecino destinó, entre otros, presupuesto para los solteros, el doble para los casados, por cada uno de los hijos, para los estudiantes, la salud, el desempleo, y es de resaltar, el apoyo a pequeñas empresas de menos de 500 empleados para mantener la nómina por ocho semanas, o destinarlo al pago de hipoteca, renta y generar ingresos.
Ante esta expectativa, y considerando que las empresas en México con actividades como la construcción, prestación de servicios, comercio, industria y agropecuario de las micro, pequeñas y medianas empresas generan el 75% del empleo y el 52% del PIB, sector considerado la columna vertebral de la economía, se esperaba realmente en consecuencia que el rescate de AMLO fortaleciera este sector evitando una parálisis de la economía.
Podemos decir que la opinión sobre el plan de reactivación se podía ir midiendo al mismo tiempo que avanzaba y desmerecía el informe de AMLO; por la depreciación del peso frente al dólar, quizá los inversionistas se mostraban sensibles a un probable fracaso del sector empresarial, ya que estos se encuentran presionados por mantener a flote sus negocios, pagar deudas y mantener sueldos de los empleados como se los ha pedido el gobierno, lo que los mantenía con esperanza del anuncio.
Sin embargo, después del tan esperado informe de AMLO, queda claro que la apuesta mayor de este Gobierno no era el rescate a las MIPyMEs, sino dejar claro que no se moverá un centímetro el planteamiento inicial de su gobierno, dar prioridad a los programas sociales, la inversión en las construcciones de la nueva refinería en Tabasco, el tren maya y el aeropuerto de Santa Lucia, y la contratación de personal de salud, entre otros. Si no funciona, entonces ya veremos…