Por: Leovigildo González
El Presidente Andrés Manuel López Obrador, está pasando por una pésima racha que sólo ha exhibido su intolerancia a la frustración y con eso una de sus peores caras frente a la crisis.
Las mañaneras lejos de ayudarle, han sido el espacio para criticar cada uno de sus dichos, de su forma tan indolente para expresarse de una crisis de salud, que no sólo está golpeando a México, también a gran parte del mundo que deja a su paso miles de muertes.
El Presidente se nota presionado, no quiere tener la atención en la pandemia, busca generar agenda propia, y al no conseguirlo pide tregua.
El discurso en redes sociales lo ha ido perdiendo, ahí han surgido los fuertes golpes a su popularidad y aceptación, esa ‘Caja de Pandora’ a la que él atribuyó su triunfo electoral parece irse de sus manos.
Dejemos a un lado las encuestas, el Presidente ha dejado vacíos, se nota ausente, y con eso, los gobernadores han buscado tener sus propias estrategias ante la crisis sanitaria y económica.
«Esto cayó como anillo al dedo» fue su frase ante la pandemia, sigue sin entender que ya no está en campaña, que debe enfocarse en dar resultados y olvidarse de sus «adversarios».
En el argot político dicen «como gobernante, es muy buen candidato» y es que esos 18 años de estar en la búsqueda constante del poder, lo dejaron en ese discurso pero que debería cambiar al momento de despachar en Palacio Nacional.
Hoy, la crisis ha mostrado una cara poco aceptable de AMLO, negligente, terco, paranoico e impositivo, todo eso no suma para darle buenos resultados a una ciudadanía que no dejará de exigirlo.