Con Descartes
En lo personal no acudo con regularidad al Centro Histórico de Morelia los días domingo, prefiero quedarme en mis aposentos, sin embargo, hay muchos morelianos adultos, jóvenes y en especial niños que disfrutan de hacer el recorrido en bicicleta o caminar el centro histórico, es decir, gusta de distraerse, de la convivencia, el deporte y el esparcimiento social, lo cual forma parte de los derechos establecidos en el artículo cuarto de nuestra Constitución Política.
La ciclovía dominical a mi juicio no interrumpe el tránsito, solo modifica las vías de manera temporal para el tránsito de los vehículos a efecto de que las personas puedan transitar la calle en bicicleta o a pie, es decir, no se violenta el derecho al libre tránsito como lo argumenta el líder transportista, por el contrario, se empatan los derechos de tránsito con los de cultura, el esparcimiento y medio ambiente, pero en especial se genera un espacio de recreación para la niñez moreliana (siempre y por mandato constitucional debemos poner por encima de todo, el interés superior de la niñez).
La manifestación que están realizando los transportistas, cerrando y restringiendo el acceso a las personas a la avenida Madero, sí afecta el derecho al libre tránsito y vulnera los otros derechos señalados con antelación, causan afectación social y atentan contra la sana convivencia.
No hay muchos espacios en Morelia para poder salir a recrearse de manera gratuita y con el impacto positivo en la convivencia social, la avenida Madero los días domingos por la mañana, ya forman parte de la vida de los morelianos, y Pasalagua está en un grave error al querer afectarla.
Señores transportistas, señor Pasalagua, así no se resuelven las dificultades políticas o administrativas, no tienen derecho de quitarles a los morelianos ese espacio, la calle no es de nadie, no es de ustedes, es de todos, ustedes no tienen el monopolio del uso y disfrute de las calles de la antigua Valladolid. Así no Pasalagua, así no.