Por: Hugo Villa
Morelia, Michoacán a 12 de enero de 2020.- Ayuntamiento de Morelia amenaza a ciudadanos obligándolos a no participar en eventos de convivencia donde se les brinda orientación para mejorar su calidad de vida.
Ayuntamiento de Morelia, infunde miedo a través de Elizabeth Ayala, Delegada del Sector Independencia, quien amenaza a habitantes de «La Colina» asegurando que quedarán fuera de los programas y apoyos si asisten a un evento de Juan Carlos Barragán, Secretario de Desarrollo Social y Humano, violando su libertad personal y ciudadana, causando zozobra entre las familias de la Colonia que necesitan y quieren mejorar su calidad de vida.
De acuerdo al CONEVAL, en Morelia el 50% de las personas viven en condiciones de pobreza y pobreza extrema, quiere decir que de las 640 personas que están en esa condición en el Estado de Michoacán, más de 319 mil radican en Morelia.
Lamentablemente en la ciudad con el onceavo presidente peor evaluado de México, no solo se vive una situación de miedo e incertidumbre ante la ola de violencia, asaltos, homicidios, violaciones y desapariciones que han robado las vidas e ilusiones de los capitalinos, sino que además, desde que el alcalde Morón tomó las riendas de la administración, se ha practicado el terrorismo político contra los ciudadanos que humildemente confían en la presidencia municipal para recibir algún tipo de apoyo.
Sin duda alguna ésta forma de «trabajar» del ayuntamiento de Morelia, divide a los ciudadanos y vulnera sus derechos humanos, prohibiendo su libertad de asociación y reunión, además de violentar su dignidad humana.
Lo manifestado por Elizabeth Ayala es un acto inhumano que excede los límites de acción de un municipio enmarcando a los habitantes en cuestión como «estructuras municipales» sin que ellos tengan conciencia de lo que esto conlleva, situación a la que acceden por las carencias y necesidades que los embargan con la ínfima esperanza de recibir beneficios para sus viviendas, esto no es una política de erradicación de las malas condiciones de vida de las familias que viven en la capital moreliana, es clientelismo, y violación de derechos político electorales, así como ciudadanos.