Por: Horacio Erik Avilés Martínez
El 2020 será un año definitorio en múltiples aspectos del ámbito educativo. Estará la moneda en el aire en lo que respecta al derecho a aprender de la niñez y juventud en Michoacán. Si se asumen las atribuciones y responsabilidades por parte de los servidores públicos respectivos, podría generarse un verdadero punto de inflexión en la historia educativa de Michoacán. En caso de que reinen la simulación y la corrupción, se habrá desperdiciado la posibilidad del sexenio en cuanto a construir un cambio sostenible, ya que múltiples factores convergerán el próximo año y podrían posibilitarlo.
La agenda es kilométrica. Veamos:
El aspecto político estará gravitando cada vez más fuertemente, debido a que es un año preelectoral en el cual se estará jugando la apertura de una encarnizada partida para obtener el poder. En ese tenor, varios actores educativos seguramente estarán buscando subir a las boletas electorales, estando más pendientes de su futuro político que de sus responsabilidades en materia educativa. En el caso de que así lo considerasen, podrían intentar entregar resultados extraordinarios en el rubro y constituirlos en basamento de su carrera política.Esto puede imbricarse con otros aspectos y resultar favorable o catastrófico, en caso de que haya efectividad o simulación, respectivamente. En ese convulso escenario, el proceso de federalización de la nómina magisterial michoacana y su respectiva visibilidad de la información sobre los recursos humanos de la SEE podrían incidir en la mesa política, porque seguramente saldrán escándalos relativos a cruces de padrones y acusaciones. Las campañas negras estarán apuntaladas con el cobro de recursos en la Secretaría de Educación en el Estado. El inframundo político michoacano puede brotar desde la nómina magisterial.
El derecho a aprender y derechos humanos en las escuelas será un factor importante a rastrear. No quisiéramos pensar en que muchas escuelas que hoy son comunidades de aprendizaje fallidas lo seguirán siendo el próximo año. No puede seguir la Secretaría de Educación en el Estado en segundo lugar en denuncias ante la CEDH sin que se tomen las medidas necesarias para superar esas circunstancias. En aras de corregir esas situaciones inaceptables, colectivamente probaremos la efectividad de organismos autónomos, que deberían acotar los vicios y falencias de las instituciones educativas, tales como el Sistema Estatal Anticorrupción, el IMAIP, la CEDH, la ASM y otros más.
Las finanzas públicas educativas serán también un aspecto. Garantizar los derechos humanos implica proveer los recursos necesarios para tales efectos, lo cual ha demostrado que la ley y los discursos en la práctica son letra muerta, por no presupuestar dignamente para que las medidas de política pública sean una realidad palpable para todos.
El aspecto legislativo, a nivel federal y estatal tendrá un peso enorme en la realización de la armonización de las leyes estatales en materia educativa y en la corrección de vacíos, imprecisiones y errores en la legislación secundaria federal, la cual representaría que la reciente reforma educativa pudiese ser fallida. El Congreso Local tendrá una enorme responsabilidad sobre sus hombros durante el 2020.
Adicionalmente, cuidar el aspecto administrativo, guardar el debido orden de las dependencias educativas, incluyendo factores como la fiscalización y la rendición de cuentas, el control y combate a la corrupción, la transparencia y la coordinación entre los órdenes de gobierno serán aspectos que definirán el éxito o el fracaso de la política educativa en Michoacán. La gobernanza del sistema educativo michoacano será también un factor a seguir y ver si existe la voluntad política de verdaderamente darle impulso a la participación de la ciudadanía o solamente quedará en simulación y atole con el dedo.
Aunado a lo anterior, se encuentra el peso que pueda alcanzar el factor sindical en la educación michoacana, ya que, además de que las autoridades deberán negociar con los representantes de los trabajadores de la educación, habrá factores internos que podrán incidir en el derecho a aprender de la niñez y juventud en Michoacán. Por ejemplo, la dinámica interna de la CNTE y sus elecciones, donde el grupo en el poder se resiste a soltarlo, ya cumpliendo un año de retener la estafeta por todos los medios posibles. A pesar de solamente tener mayoría relativa en seis de veintidós regiones, continúan resistiéndose con uñas y dientes a que se fije la fecha del próximo Congreso Seccional de Bases.
El aspecto implementativo de las diferentes reformas en el ámbito educativo merecerá seguimiento, especialmente en programas como La Escuela es Nuestra, las Universidades “Benito Juárez” y las becas escolares, así como las de jóvenes construyendo el futuro tienen mucho qué decir, en torno a criterios como la defensa del derecho a aprender, su imbricación con otros programas sociales, su análisis costo/beneficio y costo/eficiencia, entre otros factores.
El año no pinta fácil, porque hay una enorme lista de pendientes, rezagos y frentes abiertos. 2020 será un periodo clave, en el cual lograr resultados es inaplazable, el derecho a aprender lo merece. Al respecto, amable lector, le consulto sobre cuál es su opinión sobre la prospectiva para el sistema educativo michoacano. Sus comentarios son bienvenidos en eaviles@mexicanosprimero.org y en Twitter en @Erik_Aviles