¿Cómo afecta a nuestra imagen pública el mentirle a nuestra audiencia?

IMAGOLÍTICA 1.8 / Karla Cruz

La capacidad de mentir pareciera ser parte integral del desarrollo de una persona a través de la vida, los estudios en la materia refieren que la mayoría de las personas mienten en promedio una o dos veces al día. Desde temprana edad en la infancia, los niños entre 2 y 5 años, desarrollan estrategias de engaño y una comprensión de la verdad de tal manera que intentan crear una falsa creencia en otros. En la etapa adulta las mentiras se vuelven mucho más consientes, pero esto no quita que dejemos de mentir, por el contrario. Como adultos con gran facilidad solemos recurrir a las mentiras inocentes, piadosas o las que encierran alguna oscura intención, cualquiera puede llegar a omitir o modificar la verdad, pero ¿por qué mentimos?

Las respuestas pueden ser muchas; por diplomacia, por conveniencia o para evitar dar alguna explicación. Al respecto un grupo de investigadores de la Universidad de Toronto, descubrió que la mentira es un proceso inherente al ser humano y que muchas veces funciona como un mecanismo de defensa que ayuda a la supervivencia, aunque siempre hay un límite, sobre todo si eres una figura pública.

En esta era digital, la sobrexposición de las redes sociales y los medios informativos, dejan al descubierto hasta las mentiras mejor intencionadas de perfiles públicos de todos los ámbitos sociales, por supuesto que el político es famoso por no ser una excepción a esta regla y tristemente la mayoría de las veces no es con las mejores intenciones.

Por mencionar un ejemplo; en México, curioso ejercicio de comunicación han resultado las mañaneras de Andrés Manuel, fenómeno único entre los países que conforman el G20. La realidad es que ningún otro Presidente dedica las primeras horas de su día en dar parte y verter sus opiniones sobre todo lo acontecido en el país en las últimas 24 horas y sus acumulados, quiero creer que seguro todos tienen cosas mucho más prioritarias por atender.

Sin embargo a más de un año de las mañaneras, es sano hacer un balance y darnos cuenta que le han ocasionado a la 4T más negativos que positivos, y en el tema que nos compete el día de hoy, es bonito y está bien, recordar los datos que nos comparte “Verificado”, sobre el análisis del discurso público en las conferencias de prensa matutinas, logrando identificar tan solo en el primer año, 205 frases verificables, de las cuales poco más del 39 %, el equivalente a 81 sentencias son del todo ciertas; 62 son engañosas (30.24%) y 59 (28.78%) son del todo falsas.

Habría que pedirle a la Universidad de Toronto que realice otros estudios para determinar qué tan perjudicial podría resultar para un país entero, el que su jefe de estado dedique las primeras horas de su agenda en brindar información que no es del todo cierta.

Mientras eso ocurre yo les dejo 5 cuestiones negativas que afectan nuestra Imagen Pública de cara a la consecución de nuestros objetivos profesionales, cuando no somos del todo honestos con nuestra audiencia.

1.- Perder credibilidad: La crisis que significa que cada vez menos personas le den valor a tu palabra.

2.- Perder autoridad moral: Resultado de seguir principios universales y eternos como la honestidad, integridad y tratar con respeto a las personas. A nadie nos hace gracia que quieran vernos la cara, con ello se apaga todo posibilidad de afianzar un liderazgo sostenido en el tiempo.

3.- Positivo para tu competencia: Con cada mentira, dotas de argumentos a todos aquellos que piensen distinto a ti.

4.- Marca Personal: La gestión de nuestra marca personal no es un proyecto con enfoque terminal, sino un trabajo del día a día. Nadie quiere ser recordado como un mentiroso.

5.- Perder simpatía electoral: Está de más decir que al mentir, perdemos la confianza de quienes creyeron en nuestros proyectos. En el ámbito político, lo natural sería la pérdida de votos.

Lo relevante en la mentira no es en sí su contenido, sino la intencionalidad del que miente, por eso en la política, resulta más redituable para nuestra imagen, quizá “quedar mal” por un periodo de tiempo a consecuencia de decir la verdad, que perder la credibilidad y la confianza del electorado por intentar sostener una mentira.

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