Sí a la despenalización del aborto en todo el país

Código Alpha/Santiago Núñez

El día de ayer el congreso del Estado de Oaxaca aprobó una reforma para despenalizar la interrupción del embarazo en su territorio, convirtiéndose así en la segunda entidad federativa solamente después de la Ciudad de México en contemplar tal posibilidad dentro del Estado mexicano.

En ese sentido llama poderosamente la atención las reacciones mediáticas y sociales que tuvo tal decisión legislativa, puesto que en el debate que se armó en torno a dicha determinación, no tardaron en surgieron las expresiones ultraconservadoras y radicales que en todo momento se manifiestan a favor de un supuesto derecho a la vida.

Jurídicamente todo gobierno debe comprometerse a salvaguardar y a proteger bienes jurídicos tutelados, siendo efectivamente el más importante de todos ellos la vida; sin embargo resulta lamentable que en aras de defender una postura que está totalmente impregnada de una lógica catecúmena, confesional o bien motivada por prejuicios de carácter personal, haya grupos que se manifiesten a favor de la vida como principal argumento para cerrarle las puertas de los derechos sexuales, reproductivos y de decisión sobre el propio cuerpo a las mujeres mexicanas.

Podríamos escribir ríos de tinta sobre el concepto legal y científico de la vida, pero para efectos prácticos habremos de señalar que el supuesto concepto de vida que defienden la mayoría de los antiabortistas, es una construcción de prejuicios, verdades a medias y falacias que desde una perspectiva progresista y de los derechos humanos no tiene cabida en una discusión jurídica de altura. Pensar que el cigoto antes de las 12 semanas debe ser un ente con total protección del Estado mexicano, implicaría lo mismo que señalar que un virus, el cual para efectos prácticos también podría ser considerado como un organismo vivo, debería tener la protección gubernamental a su supuesta personalidad jurídica.

Más preocupante aún resulta el darse cuenta que una gran parte de los comentarios o movimientos en contra de la despenalización de la interrupción legal del embarazo, proviene de varones que impulsan y hacen uso de un discurso de odio y de criminalización hacia la mujer.

El aborto se ha convertido solamente en un pretexto más para que una gran parte de la sociedad mexicana enarbole lastimosamente ese disgusto generalizado y aflore esa visión misógina, machista y medieval que lastra el derecho de la mujer a decidir sobre su propio cuerpo, su libre desarrollo de la personalidad, sus derechos reproductivos, derechos de acceso a la salud, y en general toda su esfera jurídica.

Como sociedad resulta preocupante el darnos cuenta que en pleno siglo XXI seguimos discutiendo temas que desde una perspectiva científica y de los derechos humanos moderna, deberían haber sido superados desde hace décadas. Pero peor aún, pareciera que todos los grupos que se manifiestan a favor de la supuesta vida, guardan un silencio criminal en torno a las cifras alarmantes de mujeres que día con día pierden la vida en nuestro país producto de ese pensamiento retrógrada y de ese escenario de violencia marcada y generalizada hacia su género.

Esta es una de esas discusiones en las cuales la propia pregunta encierra un talante medieval, una discusión que no debería existir por una cuestión de simple lógica y praxis progresista. No podemos asumirnos como un país democrático mientras la opinión pública, el poder político y sus ciudadanos insistan en seguir discutiendo el garantizar los derechos de la mujer. No olvidemos que durante mucho tiempo la gente discutía si la tierra era plana o incluso hoy en día Arabia Saudita, aún cuestiona la forma de vestir de una mujer.

Cuidado con no reflejarnos en el espejo de la ignorancia…

Sergio Santiago Núñez Galindo
Abogado y consultor.
Candidato a especialista en seguridad nacional.
santiagonunez@alphaconsultores.com.mx

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