Por: Karla Cruz
El 19 de septiembre pasado, se cumplieron 32 años del terremoto de 8.1 grados que en el año de 1985 cobró extraoficialmente más de 40,000 víctimas, coincidentemente el mismo día pero del año 2017 otro movimiento pasada la 1:00 pm tiempo de México, estremeció la capital con fuerza y puso a prueba una vez más la resistencia y la unidad de la población mexicana.
A diferencia del 85, las redes sociales jugaron un papel determinante, ya que además de mostrarle al mundo entero la solidaridad del pueblo de México, fungieron como base importantísima en la comunicación, que permitió desde localizar a personas, hasta solicitar en tiempo real las necesidades en cada punto crítico. Ya que apenas pasados unos minutos de este segundo terremoto, de manera instintiva quienes estaban cerca de los derrumbes, corrieron a quitar, a veces con las manos desnudas, los escombros para buscar a gente atrapada. En minutos ya había cadenas humanas de jóvenes y adultos, solos o en grupo, con palas, cubetas, guantes o su simple tesón de buscar y rescatar sobrevivientes, porque mientras unos removían escombros, otros llegaban con tortas y café para alimentarlos, en los centros de acopio sobraba ayuda, manos y todas las casas mexicanas que no sufrieron daños abrieron sus puertas para quien requiriera un baño, electricidad o simplemente descansar un poco.
Los taxistas, las grúas, los ingenieros, los doctores, los psicólogos, todos ponían sus herramientas de trabajo y sus conocimientos al servicio de quienes la estaban pasando mal, mientras los más conmovedores videos, mostraban al pueblo mexicano, lastimado sí, pero de pie, con mucha esperanza cantando al unísono un cielito lindo que a todos nos estremeció hasta los huesos.
En lo personal, una de las imágenes que más me conmovieron, fue la de una señora ya mayor, con rasgos indígenas, ataviada con su vestimenta tradicional y descalza, formada en un centro de acopio con su bolsita de plástico en mano, llevando esperanza, ayudando a otros. Y es que después de ver estas imágenes, acciones como esas, de aquellos mexicanos que menos tienen y que todo lo dan, instintivamente volteamos a ver a aquellos que debieron ser los primeros en levantar la mano para ayudar.
Solo pasaron unas horas, para que los representantes de cada partido político, salieran a decir que donarían parta de sus presupuestos a favor de la reconstrucción del patrimonio de las víctimas que tras el paso del sismo de 7.1 M.v. lo perdieron todo. Y a propósito del aniversario 32° y 2°, Ciro Murayama consejero del INE, recordó a través de su cuenta de twitter “hace dos años, a propósito del sismo #19Septiembre, distintos partidos políticos anunciaron que regresarían parte de su financiamiento en apoyo a los damnificados”
Dio a conocer que el PRI renunció a un total de 258 millones 617 mil 680 pesos de sus prerrogativas, a fin de apoyar la reconstrucción en los estados más afectados por los sismos de 2017 y ayudar a las familias que perdieron sus viviendas. Ese monto representó el 25% del financiamiento anual que recibió el PRI para sus actividades durante ese año.
El consejero detalló que el segundo partido que más dinero dio a la reconstrucción fue Movimiento Ciudadano con 50 millones 998 mil 015.04 pesos; después Acción Nacional con 50 millones; Partido Verde Ecologista, 10 millones 563 mil 198.50 pesos, y Encuentro Social, 10 millones 203 mil 134.13 pesos.
No aparece en la lista presentada por Murayama el PRD, ni MORENA, a pesar de que el entonces candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador se comprometió a dar el 50 por ciento de las prerrogativas de MORENA para apoyar a los damnificados de los sismos del 7 y 19 de septiembre de 2017.
En fin, es importante no olvidar a quienes pasaron del discurso a la acción, y reconocer el apoyo y solidaridad de todos aquellos que tendieron una mano sin esperar nada a cambio. Lamentablemente no fue suficiente, ya que pese a la ayuda humanitaria y la suma de tantos corazones dispuestos a sumar , a dos años de este segundo sismo que cimbró a nuestro país, las heridas permanecen abiertas, y es que del total de viviendas (12.253) que requirieron ser rehabilitadas o reconstruidas tras el temblor; solo en un 1,6% de ellas han terminado las obras, centenas de familias enteras siguen viviendo en casas de campaña, olvidadas por el paso del tiempo y por el cambio de autoridades en todos los niveles de gobierno, acostumbrándose a vivir con dolor, miedo, angustia y resignación.
Ya poco se habla de ello, y es que cada día nos enfrentamos a nuevos problemas, nuevas historias de dolor y angustia como resultado de la crisis de inseguridad que vivimos y poco a poco olvidamos que realmente no fue el sismo lo que mató a 7 mujeres y a 19 niños en el colegio Rebsamen, fue la corrupción porque el colegio no contaba con los permisos apropiados para su funcionamiento.
Izar la bandera a media asta, no basta para conmemorar a las víctimas de 2 sucesos que han marcado la historia y la memoria de nuestro país, engañar a las personas diciendo que ayudaran a las víctimas con lo recuperado de la venta de un avión presidencial tampoco, urge una profunda auditoria y un informe de gastos de todo lo recaudado a favor de las víctimas, urge una reestructuración de la estrategia de reconstrucción de las viviendas afectadas, urge levantar la voz por todos esos adultos mayores que viven debajo de una carpa porque que perdieron sus viviendas y sus esquemas de jubilación y sus ingresos no les permiten adquirir nuevamente una propiedad, pero sobre todo, urge trabajar en esquemas de capacitación y prevención más allá de un simulacro anual, que nos permita actuar de manera asertiva en situaciones como estas, urge invertir en tecnología que nos ayude a ganar segundos en alarmas sísmicas confiables, segundos que pueden significar la diferencia entre la vida o la muerte de uno o de 19 niños, cuyo único pecado, fue levantarse temprano e ir a su escuela, que confiando en el trabajo de los adultos, por lo menos debería cumplir con las especificaciones mínimas de seguridad.