Por: Martín Ramos
Michoacán ha padecido los embates de la violencia desde hace décadas; el olvido del gobierno ha hecho de sus regiones algunas de las más inseguras de México, situación que se acentuó a finales de la primera década del presente siglo.
Bloqueos y estados fallidos se trasladaron de la tierra caliente -de donde soy originario- hasta la capital del Estado, cosa que no se había visto hasta entonces.
Desalineaciones políticas impidieron una efectiva coordinación en tal momento, al grado de manchar con sangre la festividad más importante de los mexicanos: El grito de independencia.
Fue la fatídica fecha del 15 de septiembre del 2008, cuando miles de michoacanos se reunieron en las faldas de la Catedral de Morelia para celebrar el inicio de la Guerra de Independencia; Leonel Godoy Rangel, entonces gobernador de Michoacán y sucesor de Cárdenas Batel, realizó el solemne acto, cuando con una sonrisa en su rostro se escucharon fuertes detonaciones las cuales, dice el egresado de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales -cosa que no enorgullece en lo absoluto-, pensó que eran los fuegos pirotécnicos, no obstante, lejos de ver luces de colores patrios en el cielo, se observaron cuerpos bañados en sangre en la plaza Ocampo.
Artefactos explosivos fueron detonados, matando e hiriendo a michoacanos inocentes cuya única intención fue la de celebrar la mas grande fiesta mexicana.Si bien es cierto, el entonces gobernador no fue el causante directo de tal atrocidad, sí es era el titular de la Administración Pública Estatal, cuyas funciones primordiales es garantizar la seguridad de sus gobernados, pero en esa ocasión no fue capaz de asegurar ni siquiera el corazón de la capital del Estado, ergo, es corresponsable de tal tragedia.
Indistintamente del endeudamiento que el estado padeció en su periodo, de su incumplimiento de donar el edificio de la Secretaría de Turismo a su Alma Matter, de la rampante corrupción en la construcción de infraestructura en la tierra caliente -que dicho sea de paso dicen que Odebrectht está involucrado- hay una cuestión que jamás se borrará de la mente de ningún michoacano, que es su corresponsabilidad en los atentados del 15 de septiembre del 2008.
Pasará a la historia como el gobernador que dio el grito de independencia cuando sus gobernados morían a sus pies, ante sus ojos.
Ese personaje, que tiene participación en el episodio mas sangriento de Michoacán, es hoy parte fundamental de la autodenominada Cuarta Transformación, al estar en las cúpulas del partido en el Poder.
Lastimosamente, estamos en presencia de una de dos cuestiones: 1. El Presidente no se ha enterado que su incondicional era gobernador del estado cuando aconteció tal atentado; o, 2. Son cínicos en exceso.
Espero que sea la primera opción. Juicios ante tribunales internacionales deberían ser enderezados, no obstante, en el país del “no pasa nada” eso no sucederá. Solo nos resta cruzar los dedos para que nunca más vuelva a existir un acto tan horrible como el que vivimos, y que alguien como el citado no vuelva a ocupar un cargo gubernamental. Allá, en el Olimpo de la 4T, lejos, está bien.