Por: Nilton Valladares
En la imaginación del mexicano involucrado directa o indirectamente en la política nacional y en el imaginario de la totalidad del país, el desgaste institucional y gubernamental del partido del siglo XX (PRI) que conllevó a una de las derrotas electorales más dolorosas para ese instituto político, se encuentra una luz esperanzadora que podría significar para los ciudadanos un camino lleno de beneficios, prerrogativas, disminución de impuestos, reducción del costo de los combustibles, de la luz y demás servicios básicos que pudiera entenderse como una mejor calidad de vida.
El discurso político del otrora candidato a la presidencia de la república López, porque así se apellida, representó una conexión tan fuerte que de repente sentíamos a un ciudadano promedio hablándole al país entero, abrazó, López, el sentimiento de hartazgo social que impregnaba las grandes ciudades del país, las cabeceras municipales y todos los rincones de nuestro país, además de un movimiento social digital a través de las redes sociales que fortaleció ese discurso fraterno y solidario con el que para muchos de nosotros López solamente quería la consecución del poder. Lamentablemente para decenas de millones de mexicanas y mexicanos no fue así, ellos creyeron obnubiladamente en el profeta López.
Nos dijo que las gasolinas bajarían su costo, también nos dijo que los padres de la corrupción pagarían por el desfalco probado que hicieron a la nación, dijo que esa corrupción no estaba en el ADN del ciudadano mexicano y que la iba a extinguir, dijo que sería un presidente que defendería a la democracia y a la república. Exclamó que México conseguiría el lugar que merece ante los ojos del mundo con acciones que incrementaran el desarrollo económico, dijo también que sería un presidente para todas y todos.
A un año de asumir el cargo como titular del ejecutivo las gasolinas no han reducido su costo, Salinas, Peña y el PRI siguen libres gozando del desfalco a la nación, el 77% de las adquisiciones que ha hecho el poder ejecutivo han sido por adjudicación directa acción que enuncia con mayúsculas a la corrupción. Tampoco defiende a la democracia y a la república pues invade las esferas del poder y toma decisiones unilaterales sin consenso y sin acuerdo, por un lado rompe con la oposición calificando a todo adversario como traidor a la patria, neoliberal o moralmente vencido, y por otro pacta con los grupos criminales haciendo trabajo político con ellos, una burla. En materia económica somos una vergüenza pues en los tres meses anteriores se registra un crecimiento del 0% según datos del INEGI.
Para la consecución de la Democracia y elevar el nivel socioeconómico de nuestro país se requieren ideas acordes a la actualidad que provengan de una nueva generación de personas capaces, académicos, empresarios, dirigentes sociales, hombres y mujeres que conozcan el mundo y se encuentren listos para competir de manera global. No es el viejo acartonado y gemelo del pasado López lo que nuestro país necesita, tampoco es un puñado de seguidores convencidos de la verdad absoluta que su líder pregona lo que requiere México, porque como dijo Bertolt Brecht “La crisis se produce cuando lo viejo no termina de morir y lo nuevo no termina de nacer”. Acá necesitamos un movimiento desde la base social que tendrán o tendremos que encabezar el bono demográfico más importante que tiene nuestra sociedad: Las Juventudes. Falta una herramienta organizacional que nos aglutine en una idea que será implementada con tanta fuerza que ni los vientos de los mares podrán detener. Porque reitero, hasta el día de hoy acá no ha pasado nada. Al tiempo…
Nilton Valladares