Frontera de Cristal / Jonathan Valpuesta Quesada
Estados Unidos ha estado imponiendo sanciones a Irán desde la revolución de 1979, hace aproximadamente tres semanas se cumple un año de las últimas. Estados Unidos insiste en que la sanciones están dirigidas al gobierno de Irán y no al pueblo iraní, sin embargo, las consecuencias de estas sanciones afectan la cotidianidad de los habitantes de Irán.
Hace algunas semanas había escrito por este valioso medio de comunicación cómo fue que Estados Unidos e Irán tenían un pleito y una disputa disputa por el estrecho de Ormuz. También mencioné anteriormente que Estados Unidos estaba siendo sumamente duro al sancionar al gobierno de Irán en diferentes aspectos.
Éstas sanciones han afectado sin duda alguna directamente a la economía del país que depende totalmente del petróleo.
En teoría no existen sanciones a los suministros de medicina pero algunos proveedores se niegan a vender fármacos a Irán para mantener buenas relaciones con Estados Unidos de Norteamérica, esto ha llevado a la escasez de medicamentos y hoy la vida de miles de personas está en riesgo, por ejemplo: las personas que sufren de cáncer, epilepsia u otra enfermedad, resulta muy difícil acceder a sus tratamientos. Irán ni siquiera puede producir medicamentos a nivel local porque no logra importar los elementos necesarios para fabricarlos pero Washington atribuye este tema de la corrupción interna del país y a la mala gestión.
Los aviones de Irán son tan viejos que aún tienen ceniceros en los reposabrazos, algunos iraníes los llaman ataúdes voladores y esto no es de extrañar, en los últimos veinticinco años más de 2000 personas murieron en accidentes aéreos en aviones iraníes. Durante los últimos 40 años las aerolíneas en Irán han tenido que enfrentar serias dificultades para mantener sus flotas de aviones, ¿por qué? esto debido a las sanciones comerciales que se impusieron a Irán tras la crisis de los rehenes en la embajada de Estados Unidos en Teherán en el año de 1979. Irán fue golpeado más tarde por una nueva oleada de sanciones internacionales debido a su programa nuclear. En virtud de un acuerdo internacional en 2015, Irán se comprometió a delimitar sus acciones nucleares. Boeing vendería al rededor de doscientos aviones a Irán pero tres años mas tarde sólo se habían entregado unas pocas unidades, esto fue antes de que el presidente Trump se retirase del acuerdo nuclear y revocase las licencias de importar a compañías como Boeing dentro de este territorio.
El precio del papel importado se triplicó cuando Estados Unidos se retiró del acuerdo nuclear, estas no son buenas noticias para los escritores libros y periódicos iraníes, muchos periódicos reconocidos se han vuelto mucho más pequeños. Sumado a las fuertes restricciones de prensa en Irán, los periodistas y los editores dicen que esta situación hace que sea aún más difícil el meter presión para que el gobierno pueda rendir cuentas a su población.
La carne roja en Irán se ha convertido un lujo en estos días. Antes de que se aplicaron las nuevas sanciones el kilo de carne costaba $10 dólares, pues ahora cuesta el doble. La sanciones han dificultado la exportación de alimentos por lo tanto muchas personas se vieron obligadas a eliminar la carne de su dieta. Casi una cuarta parte de los restauranteros en Tehran cerraron y se introdujo el racionamiento por primera vez después de la guerra entre Irán e Irak en la década de 1980.
Los iraníes usan aplicaciones en smartphones para pedir taxis o pedir comida a domicilio, pero muchas compañías de aplicaciones internacionales como Uber no operan en este país. Asimismo, viéndose en la necesidad de avanzar tecnológicamente y dentro de la innovación, los iraníes crearon sus propias aplicaciones como Snapp (aplicación tipo Uber pero iraní), pero los usuarios de iPhone no pueden descargar estas aplicaciones de la AppStore, ¿pero por qué?, porque Apple no pone a disposición a sus usuarios aplicaciones desarrolladas en países que cuenten con sanciones internacionales. El internet en Irán ya está estrictamente regulado y censurado y los desarrolladores iraníes ya están metiendo presión tanto desde dentro de la esfera política como desde fuera del país.
Tehran y Washington se culpan el uno al otro de la sanciones pero es el pueblo iraní el que está sufriendo las consecuencias. Esperemos que esta tensión política internacional no pase a mayores porque como lo habíamos comentado en una antigua columna, sí el estrecho de Ormuz se cierra, habra una crisis económica que afectará no solo a estos dos países sino a todo el mundo.
– Jonathan Valpuesta Quesada
– Premio Michoacano de la Juventud 2018
– Forum For Cooperation, Understanding and Solidarity Delegate.