Envenenamiento en Quito: ¿A quién querían dañar?

Por: Sandra Arias/ Te Presto mi Voz

Más de 20 perros fueron envenenados en Pichincha, Quito, todos de diferentes refugios. Fueron asesinados por medio de alimento donado hace dos días.

He visto publicaciones donde se antropomorfiza la situación, diciendo que los perros esperaban consumir ansiosos e ilusionados un alimento de calidad que sin saberlo, acabaría con su vida. Los perros no saben de marcas ¿saben?, sí es cierto que al momento de depender de nosotros esperan que cubramos sus necesidades básicas -entre ellas la del alimento-, pero no eran ellos los más ilusionados, no eran ellos los que tenían altas expectativas, no fueron ellos los más lastimados. Los más dañados en esto son sus resguardistas.

Fueron minutos de angustias para los perros y duele en el corazón saber que sufrieron antes de morir. Duele profundamente que aún existan perros hospitalizados con la esperanza de que sobrevivan. Duele, duele mucho pensarlo o imaginarlo, pero en realidad ¿quién sufre más, los perros que ya fallecieron, los que continúan en terapia o las personas responsables de la vida de cada uno de los rescatados? Ellas que han visto su mejora, que conocen sus historias y que ahora deben cargar en sus hombros los recuerdos, la impotencia, la irrealidad de la situación…

A quiénes querían hacerles daño, ¿a los perros o a las personas?, ¿dónde se encuentra la mayor satisfacción de quienes realizaron estas acciones?, ¿en saber que los animales agonizarían, u observar la reacción post-asesinato? Ya lo dice el alcalde de Quito, Jorge Yunda: “La violencia humana comienza con seres indefensos”. Lo pensaron, lo planearon y lo llevaron a cabo.

En verdad desearía que este tipo de noticias no se difundieran, sólo dan ideas a quienes quieren dañar. En verdad lamento con el corazón la posible incredulidad que tendrán ahora los resguardistas de Quito y probablemente de algunas partes del mundo al momento de recibir alimento donado, porque sé que será difícil volver a confiar al momento de abrir colectas en beneficios de los animales… Lamento la muerte de los perros, pero lamento también profundamente el peso emocional que tendrán los humanos que vivieron el suceso.

Mi intención no es aminorar o desvalorizar las emociones animales, en lo absoluto, pero sí lo es generar empatía con quienes se quedan, con quienes están al frente.

Normalmente termino esta columna pidiéndote que seas la voz de los animales, no porque no tengan, sino porque no es escuchada, pero hoy además, te pido que seas la voz de quienes creen en un mundo de respeto, que hables también por los de tu especie y podamos levantarla pidiendo humanidad y misericordia para los que quieren hacer las cosas bien.

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