Por: Teresa Da Cunha Lopes
No quiero hacer un análisis socio-lingüístico del texto del “acuerdo” México- Estados Unidos. Sin embargo, observo que este texto no inaugura un estilo nuevo. Se ajusta perfectamente a lo que ha venido a ser identificado con el “lenguaje Trump”. Lo que no suele entenderse por lenguaje político – diplomático. Es todo menos un acuerdo de amistad y, si bien puede confundirse con un “acuerdo de cooperación “, también no es tal. Es un “ultimátum” que en su envoltura retórica convierte a México en un instrumento ( una extensión) de la “doctrina Trump” en materia migratoria y, en que algún párrafo absolutorio para el Gobierno de México deja planar el “deseo” de que se incremente una “cooperación regional”, a la cual Trump no tiene la voluntad mínima de adherir y, mucho menos de financiar.
Detalle , diríase sin importancia: dicho “acuerdo” coloca al Congreso de la Unión en una “sujeción de facto “ al dictatum de Washington . Un ultimátum claro, hasta en la manera como especifica los tiempos límites de implementación de reformas y de “presentación “ de resultados a ser evaluados, unilateralmente, por Trump.
¿Pero que “recibe” México, en concreto, como “pago” a esta “no cesión “ sino imposición consentida de un país que dejó de ser socio común y pasó a ser hostil ?Nada. Cero. No recibe ayuda financiera, no recibe ayuda militar, no recibe respaldo diplomático. No recibe nada, a pesar de que intenta México presentarlo como “ una victoria “. Sin embargo, ni siquiera es una “victoria pírrica “. Es una rendición . Lo demás es retórica.Porque la dimensión real del “acuerdo” está en la militarización de las fronteras, en la criminalización de los más débiles y, en el aislamiento diplomático de México. La dimensión real está en los costos que solo México absorve . Es esto lo que está en un documento ( finalmente filtrado / hecho público ) en que Estados – Unidos no se compromete absolutamente a nada , excepto a mantener el chantaje en un documento que deliberadamente cultiva las generalidades, la ambigüedad y la confusión.Es un documento que pude ser calificado de todo menos de ser un producto de “techné “diplomática . Pongamos que, cuando mucho , tiene algo de artesanía diplomática para que pueda ser “interpretado “ a modo para la base de los “fieles “ en el espacio de la política interna.
Pero, no es solo esta dimensión de seguridad criminalizante del migrante y de transformación de Mexico en el “muro” de Trump, la única que contiene una alta carga de peligrosidad para nuestra Nación . Está también tofo lo que conlleva confundir en la misma “negociación” cuestiones de Comercio con Migración. Tal como lo refiere muy bien ANNE O. KRUEGER : «Una vez que las medidas comerciales se usan indiscriminadamente para avanzar en objetivos no comerciales, el daño a todo el sistema comercial está hecho, y puede ser enorme. La disposición de la administración de Trump de armar aranceles para cualquier propósito invita a todos los demás países a hacer lo mismo y arroja una nube de incertidumbre sobre el comercio internacional. Las fuerzas proteccionistas en otros países no tienen ninguna razón para no usar las amenazas de Trump para apoyar sus propias demandas en disputas no comerciales.»
O sea, al final del día todo tiene costos y, México no supo o no ha querido hacer el trabajo complejo para minimizarlos. Ahora bien , tanto en política como en la vida nuestras opciones tienen consecuencias ( costos).
Aqui afuera, en el mundo real que no es ni Facebook, ni Twitter ni tampoco la mañanera, los individuos ( usted, yo) siempre pueden aumentar las expectativas para el presente, añorar pasados míticos y dejar los sueños para el futuro. Con un costo. Por ejemplo, podemos pedir prestado , pero tendremos que pagar intereses por ello. Podemos, como nación, gastar los “créditos medioambientales “…con un costo. Vivir en ambientes deteriorados, violentos, tóxicos …con un costo. Podemos prescindir, por un tiempo, de los principios de las democracias avanzadas -Libertad de expresión, estado de derecho, respeto por las minorías – con un costo. Costo que no queremos pagar y, después , como un coro griego, nos ponemos a llorar , repitiendo “¿qué salió mal? , ¿qué salió mal? .