Por: Daniel Ambriz Mendoza.
Apartado de una visión maniquea, el hecho que desde el gobierno federal se abran espacios para que una fracción disidente al interior de un sindicato se siente a la mesa al más alto nivel no habla más que del propósito gubernamental de acentuar la división de la clase trabajadora en el ánimo de mantener su control. El hecho de jugar con los trabajadores es una vocación de cualquier gobierno, prestarse al juego, tiene que ver con la ambición y los intereses de los grupos sindicales minoritarios en el afán de hacerse del poder al precio que sea. Al paso del tiempo hemos comprobado que hacerle al disidente puede redituar ganancias económicas para las cúpulas e incluso puede constituirse como un jugoso negocio, es como explotar una franquicia con marca propia, por eso se han negado a incluirse y accionan por separado.
Ese es el motivo por el que, después de haber entregado el resultado de la negociación salarial SEP-SNTE 2019, el gobierno federal abrió un espacio para que el pasado 20 de mayo del año en curso por la tarde, la fracción minoritaria en el país denominada CNTE, se sentara a la mesa a desahogar una agenda paralela y en muchas ocasiones hasta encontrada a la que lleva el SNTE, quien de acuerdo a la ley es el titular de las relaciones laborales de los trabajadores al servicio de la educación en México, este hecho en sí pudiera investirse como de inclusión democrática pero da la casualidad que no le toca al gobierno la promoción de una práctica con estas características al interior de un sindicato porque al hacerlo vulnera de alguna manera la autonomía sindical. La inclusión es una práctica democrática al interior del SNTE, está contemplada en su norma estatutaria y queda reflejada en cada elección de dirigentes sindicales considerando el peso específico de cada fracción que participa en los procesos de restructuración o cambio sindical.
Tanto el Sindicato como el gobierno deben tener mucho cuidado al transitar por la línea que marca la división de funciones y atribuciones, por un lado, para que el gobierno no asuma funciones que le corresponde hacer al sindicato, y por el otro, que el sindicato no se tome atribuciones que le corresponden a la autoridad educativa. Respetar los ámbitos de competencia trae como consecuencia una adecuada gobernabilidad del sistema educativo, cruzar las líneas de acción originan conflictos que por lo general afectan el servicio que se presta, pero también, en muchos casos, violan los derechos laborales de los trabajadores.
Llevar a cabo al interior del sindicato el desarrollo de agendas paralelas violenta la vida orgánica e institucional de la Organización sindical porque mientras el SNTE contempla una agenda que incluye la problemática de todos los trabajadores del país, la CNTE, en su agenda contempla aspectos que favorecen sustancialmente a sus correligionarios, violentando los derechos del resto de trabajadores. Al paso del tiempo hemos visto que se golpea más de trabajador a trabajador que de parte del patrón hacia los trabajadores, hemos visto también que la agenda de la CNTE es eminentemente política que tiende a la movilización sistemática a través del procedimiento movilización, negociación, movilización, utilizando el chantaje político y social para conseguir sus fines. La agenda del SNTE es eminentemente sindical, laboral y educativa, desahogada mediante el método del planteamiento del problema, negociación, análisis de la respuesta, nuevo planteamiento del problema, renegociación y firma de la respuesta. En el proceso de negociación del SNTE se respeta la ley.
El hecho que, desde el gobierno federal se abran espacios de diálogo y negociación con los grupos disidentes, es un reto más para que la dirigencia del SNTE se aplique a fondo en todos los niveles del gobierno sindical para evitar que por estímulos externos se acentúe la división del sindicato. La fortaleza del SNTE es envidiable para cualquier Organización sindical no solo del país, sino también del mundo; por el mismo motivo es una tentación permanente para la intromisión del gobierno y de los grupos empresariales interesados en invertir en la educación de este país, por esto, no reparan en financiar esquiroles que lo vulneren desde adentro con la finalidad de debilitarlo y hacer a un lado el obstáculo que ha impedido que la educación pública se privatice y que ha permitido que los trabajadores de la educación gocen de beneficios y prestaciones históricas irrenunciables: el SNTE.