Por: P. Francisco Armando Gómez Ruiz
Un viaje de hace unos meses al hermoso estado de Colima, con el objetivo principal de descubrir el misterioso pueblo mágico de Comala, se convirtió en un encuentro con otro pórtico: Pedro Páramo, el libro, la novela escrita por Juan Rulfo (1955). Antes había viajado por las calles y los paseos verdes de Comala y sus alrededores. En un negocio del centro del pueblo compré la novela mexicana más leída en el mundo. Y la comencé a leer en voz alta a mi acompañante de viaje justo pasando los linderos de Colima. Entonces Comala cobró vida con colores que no había visto. Pedro Páramo hizo de este pueblo mágico a las faldas del volcán una historia viva.
La literatura también es arte, ella es una puerta para adentrarse en realidades que sobrepasan a sus narraciones mismas. Así es la literatura universal: cuenta el pasado tocando el presente y vislumbrando el futuro.
Por obvias razones, uno de los personajes que más me han llamado la atención es el padre Rentería, quien vive entre la conciencia fría del Cacique: Pedro Páramo, los caprichos de los hijos de éste y el terror de la comunidad a la que gobierna el Señor Páramo. Entonces el padre Rentería lucha entre el escrúpulo, la justicia y la fidelidad a sus oficios eclesiásticos. Un día debe dar cristiana sepultura al hijo querido de Pedro y al siguiente día debe dar la “extrema unción” a Susanita, la eterna enamorada de Don Pedro.
Juan Rulfo, quien conoció usos y costumbres de Comala gracias a las visitas que continuamente realizó a su tío, párroco de Comala, supo construir en las escenas curiosamente sincronizadas, donde hacen coloquios vivos con muertos; en medio de esta construcción literaria mostró que el odio, la esperanza, la venganza, la pasión, la justicia, la ignorancia y la injusticia, sin olvidar al amor, son siempre los mismos, sin Importar tiempos y espacios. El hombre y la mujer somos siempre iguales.
El pueblo sacudido por el autoritarismo del Señor Páramo un día se vengó de él, Justo cuando Susanita murió y Pedro quería silencio y luto; el pueblo hizo fiesta, feria escandalosa en toda la región. Claro, Pedro Páramo, en medio de la noche, mirando toda aquella algarabía lanzó una venganza: -me cruzaré de brazos y Comala se morirá de hambre-.
Lo debo decir: Pedro Páramo no es una novela de simple lectura, pues en ella no sirve regresar las páginas para entender, se debe ir siempre adelante para que el pasado se aclare. Pero esta novela te robará la fascinación y te llevará de Comala al barrio donde vives, de una familia de Colima a la que tienes tú en casa. Entra, los pórticos son para cruzarlos.
P. Francisco Armando Gómez Ruiz