Por: Jonathan Valpuesta/ Columna Fronteras de Cristal
Durante décadas las compañías manufactureras dominaron todos los rankings de las empresas más grandes del planeta, siendo estas un sinónimo del éxito y del poder económico. Tenemos por ejemplo el gigantesco despegue económico que ha protagonizado en los últimos años el país de China.
Su despegue económico ha tenido mucho que ver, precisamente, con la industria manufacturera; gracias a ella el gigante asiático ha multiplicado 10 veces sus exportaciones en lo que llevamos de siglo XXI pasando de apenas 257 mil millones a más de 2,4 billones de dólares. Cada año millones de personas abandonan la pobreza y pasan a formar parte de la clase media. Sin embargo, esto ha sido gracias a la innovación en las tecnologías ya que es uno de los sectores que más les ha estado redituando.
China, el país de los aparatos baratos, se está convirtiendo a toda velocidad en un gigante tecnológico. En lo que respecta al terreno digital, en muchos aspectos va incluso por delante de las potencias occidentales. Por ejemplo, dentro de lo que está ocurriendo en el comercio electrónico, China hace apenas una década su participación en este tipo de comercio en el mercado mundial era inferior al 1%, hoy es casi la mitad ocupando el 42% de todas las transacciones de comercio electrónico del planeta por su gran fuerza manufacturera. Para que nos hagamos una idea de todo lo que esto supone, se estima que el mercado de comercio electrónico de China es ya mayor que los de Francia, Alemania, Reino Unido, Japón y Estados Unidos juntos.
Según la academia de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones de China – un organismo dependiente del Ministerio de Industria y Tecnología – la economía digital podría suponer ya el 30% de toda la economía de China. El número de usuarios de internet en China supera los 700 millones de personas, más que todos los usuarios de internet de la Unión Europea y Estados Unidos juntos, a esto le sumamos que en China se tiene la cultura de la compra en línea de cualquier servicio o producto.
Seguro has leído o habrás escuchado de la gran censura que tiene el gobierno chino con sus ciudadanos al no permitir que entren a ciertas páginas webs como Google, Facebook o YouTube. Lamentablemente el gobierno chino ejerce una enorme censura sobre la información a la que pueden acceder sus ciudadanos, pero a pesar de ello internet es internet. En China no es extraño el uso de redes VPN para saltarse el control del gobierno y, además, todo lo que no sea política funciona con bastante libertad. De hecho, el propio gobierno de Pekín, promueve como una prioridad el desarrollo de internet y de la economía digital.
Lo cierto es que los chinos son muy receptivos, casi apasionados por el mundo digital, por ejemplo; en China más de la mitad de todas las entradas a eventos se venden por canales digitales y lo que es más sorprendente se calcula que más del 45% de todos los comercios minoristas venden a través de internet.
“De acuerdo a la firma de consultoría iResearch, en 2016 los pagos desde plataformas móviles en China alcanzaron los 5.5 billones de dólares, aproximadamente 50 veces superior a los 112 mil millones que se mueven anualmente en el mercado estadounidense.” World Economic Fórum.
El Delta del Río de las Perlas se ha convertido en uno de los polos económicos más importantes de todo el planeta, les explico; ahí se encuentra alguno de los motores que explican el impresionante crecimiento que ha tenido esta región del mundo en las últimas décadas. En esa zona podemos encontrar, entre otros lugares, a Hong Kong, Macao, Foshan, Guangzhou o Shenzhen. Esta última ciudad-subprovincia mencionada es capaz de explicar que está ocurriendo en esta parte del mundo.
Shenzhen es una ciudad de más de 12 millones de habitantes cuya economía supera en tamaño a la de la mismísima Hong Kong, ya que este cuenta con 7,392 millones de habitantes según el último censo publicado a finales del 2017. Lo que hace apenas tres décadas no era más que un poblado de pescadores, se ha convertido en un epicentro mundial de la tecnología. Para que nos hagamos una idea de lo que estamos hablando, esta ciudad, por sí sola, registra más patentes internacionales que Francia o Reino Unido. Ahí por ejemplo nació Tencent, la compañía propietaria de WeChat, la aplicación de mensajería tipo WhatsApp, pero de los chinos con la que se puede hacer prácticamente de todo. Incluso en esa aplicación pueden encontrar mapas térmicos en tiempo real donde se muestra lo concurrido que está un centro comercial.
El caso es que desde que, en 1979, Shenzhen se convirtió en la primera zona económica especial de China pues la economía de la ciudad ha crecido a una tasa media anual de alrededor del 22,22%. Hoy su desarrollo y crecimiento está liderado fundamentalmente por las empresas de tecnología y entorno digital. Empresas como Royole que aspira convertirse en el líder mundial de pantallas táctiles plegables (pantallas que se pueden doblar y son muy difíciles de quebrarse) tiene su matriz ahí, en Shenzhen.
Como conclusión de esta breve columna, damos por hecho que China está innovando a un ritmo inalcanzable y que se ha ganado a todas luces ser el motor de la innovación mundial. Esperemos que todas estas innovaciones ayuden para que la humanidad pueda tener una mejor calidad de vida. Sin duda, en México nos hace falta mucho por innovar no solo en pro del desarrollo social, sino tecnológico para poder crecer como nación.
Jonathan Valpuesta Quesada
Premio Michoacano de la Juventud
Twitter: @Johnvalpuesta