Por: Arturo Alejandro Bribiesca Gil
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Happy birthday Albert.
En días pasados leí una breve pero lapidaria sentencia de Yuval Noah Harari – historiador y escritor israelí-, que dice: “No estamos limitados por nada excepto por nuestra propia ignorancia.»
Pese a lo que se pueda pensar a bote pronto, no es una frasecita de superación personal, o al menos dudo que haya sido concebida con ese fin, ni yo la vi desde esa óptica. Si entendí bien a su autor, estas palabras son solo una explicación de que todo problema puede ser resuelto con la información adecuada, aun y cuando en muchos de los casos parezca que esta información no existe.
Por ejemplo, si cierta persona no puede caminar por una enfermedad crónico degenerativa, podemos decir que está limitada físicamente, pero en realidad lo que la limita es su ignorancia, la de los doctores y la de la ciencia en general, ya que no saben cómo devolverle la movilidad; luego entonces, su problema de fondo no lo es la enfermedad, esta es solo un obstáculo; el verdadero problema es la falta del conocimiento para curar la enfermedad y revertir los daños causados.
Otro ejemplo, simple o burdo; si yo quisiera casarme con la actriz más famosa y guapa del momento, pudieran pensar amables 5 lectores, que mis limitaciones para ello son, en primer término, que ya estoy casado -con una maravillosa mujer, por cierto-, y en segundo, que no soy muy agraciado ni famoso, mucho menos millonario; independientemente de que esos detalles son ciertos, lo real es que son solo obstáculos, el problema verdadero es que no poseo la información necesaria para acercarme a ella, llamar su atención, ganarme su confianza y llevarla ante un juez. Si lograra poseer la información suficiente para paso a paso cumplir las distintas metas parciales, sin duda, y bajo ciertas circunstancias, podría conseguir mi cometido. En otras palabras, no es por ser casado, feo y pobre que no puedo casarme con la diva del momento, sino simplemente porque no tengo la información suficiente y eficiente para ello. Cuestión de enfoques y actitud, ¿No creen?
Estarán preguntándose que dé cual consumí; lamento decepcionarlos, pero afortunada o desafortunadamente no ocupo estimulantes para debrayar, dirían ustedes, o tener ideas profundas, digo yo.
Ahora, probablemente también se pregunten: ¿Por qué justo hoy saco esta idea? Pues porque ayer, 14 de marzo, fue el primer aniversario luctuoso de Stephen Hawking, el excelso físico teórico, astrofísico, cosmólogo y divulgador científico británico, que vivió gran parte de su vida adulta incapacitado para moverse y para hablar, lo que no le impidió comunicarse con la gente, casarse, divorciarse, volverse a casar, y deslumbrar al mundo con su inteligencia, conocimientos, humor y resiliencia.
¿Que nos demostró el gran Stephen? Que venciendo a la ignorancia se derriban obstáculos imposibles, porque suelen ser solo imposibles en apariencia o en ese momento.
En fin…, mi reflexión (invitación) es que bien haríamos en ver las cosas como probables o poco probables, y no como posibles o imposibles, procurando siempre el mayor conocimiento accesible. La actitud mueve montañas, o algo así. La idea es esa, diría el Chapulín Colorado.