¿Cómo hemos llegado a este punto?

Por: Teresa Da Cunha Lopes

Hay algo especialmente apropiado en el hecho de que la actual crisis michoacana empezase en el sector educación y, se manifeste en la inexistencia de políticas culturales . Y, que ambos elementos son los sectores afectados por el presupuesto federal y los “olvidados “del presupuesto estatal. Porque los males de Michoacán tienen todo el aspecto de haber iniciado como una tragedia griega clásica, en la que un hombre politico encuentra su perdición por el defecto fatal del orgullo desmedido. Y, de que se están transformando en una película de ficción a la “Marvel”.

Hace unos años , publiqué un artículo de opinión muy optimista en que llamaba a las entidades federativas, los “laboratorios “ de la Nación. Como ejemplo, presentaba las perspectivas de evolución de Michoacán . Hoy, ese optimismo ha desaparecido. La única cosa en que Michoacan , es un estado “modélico” es en deuda pública y presupuestos inadecuados.

Se suponía , hace unos años atrás , que la creación de una industria turística era el momento más sublime de una grandiosa y noble empresa: el esfuerzo realizado durante generaciones para traer la paz, la democracia y la prosperidad compartida a un estado antes y a menudo desgarrado por la narcoguerra.

Hace mucho que los michoacanos podían , de manera bastante justificada, afirmar que la actual crisis económica estaba demostrando realmente las secuelas terribles de la inseguridad de décadas sobre la ineficiencia de las tentativas para implementar un modelo económico y social operativo.

Sin embargo, Michoacán padece una crisis profunda; mucho más profunda que lo que la punta del iceberg “seguridad” permite visibilizar. Porque el logro del que está más orgulloso el Estado, el turismo , está ahora , también , en peligro.

Pero, los arquitectos de la “ pacificación social, , atrapados por la magnitud y el romanticismo de su proyecto, decidieron ignorar las dificultades mundanas con las que una política de desarrollo, sin preocupaciones por el elemento humano, sin objetivos claros de bienestar social, sin estar anclada en el fortalecimiento del sector educación y cultura , previsiblemente se encontraría.

Las batallas por el presupuesto tienen, definitivamente ( esto no es nuevo ) ribetes de guerra de clases, en la que se enfrentan los intereses del 0,1% con los de las familias de las rentas más bajas. Y, en el proceso dejan a la clase media en un sanduíche que más parece un chaleco de fuerzas.

Pero, este concepto de “ lucha de clases “ que inevitablemente nos ocurre como narrativa descriptiva del caos presupuestario ( iniciado a nivel federal ) michoacano, no es una interpretación ortodoxa de la definición “ marxista”. La hipótesis con la que trabajo es que las personas adineradas se compraron representantes electos dispersos por diversas bancadas , sin necesidad de un partido de derechas radical, creyendo – acertadamente – qué tal reduciría sus impuestos y eliminaría normativas. Pero, no cayeron en la cuenta de que, al final, la locura cobraría vida propia y el monstruo que crearon se volvería en contra de sus creadores y , también de la gente normal y corriente. Así que , acabamos con presupuestos “godzilla”.

Sabemos que estamos en inminente peligro, que el monstruo está suelto . Que los impuestos subirán , que la crisis económica se enraíza y que la ineficiente gobernanza cava el pozo de las derivas políticas . El “monstruo “ está ahí . La “kakistocracia” en el poder ha votado: más impuestos, menos Ciencia . Cero cultura.

La crisis está ahí , el presupuesto la ignora y, nadie sabe cómo acaba esta “ficción narrativa” que simula ser “techné “ política y que solo es una enorme ineptitud para gobernar .”

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