Por una UMSNH libre

Por: Teresa Da Cunha Lopes

En esta fase de transición deberíamos reflexionar sobre lo que queremos para la UMSNH y, sobre lo que han sido las consecuencias de “costumbres” tóxicas que se han enraizado y que a fuerza de ser repetidas parecen ser inevitables. Ahora bien, la necesidad de un “rector político” es una de esas falacias (un mito urbano) que se han perpetuado y que han frenado nuestro crecimiento y la vida académica. Una “narrativa” construida para nos manipular y, de la cual nos debemos liberar.

Lo que hemos tenido en los 100 años de existencia son “políticos » reciclados en “nicolaítas” y seudo “académicos” disfrazados de “politiquillos” (con una que dos honrosas excepciones) que de 4 en 4 años (algunos menos) han servido poco a la universidad y, mucho, a intereses externos. Intereses tan difusos, retorcidos y /o tan lejanos de nuestras funciones sustantivas que, por veces ni ellos mismos parecen poder identificar. No hemos obtenido nada, absolutamente nada, en el aspecto de presupuesto con personajes “cercanos” al poder ni hemos logrado “autonomía” con “opositores”. Los resultados observados fortalecen mi argumento: las opciones “políticas” han sido un desastre. Es tiempo de reivindicar, exigir una verdadera opción académica.

Todo lo que los diversos rectores “políticos” han “producido” es una institución “bipolar”. Por un lado, somos académicamente fuertes porque la comunidad universitaria ha trabajado con lo poco que tenía, en “piloto automático”, ya sea aprovechando el margen de libertad individual constitucional inscrito en la libertad de cátedra o, refugiándose en redes y cuerpos académicos registrados en programas externos que no son fácilmente controlables por la “grilla”. Nuestras “leyes” son las de rendición de cuentas, la de competitividad académica, la de la modernidad globalizada y del trabajo al interior de flujos de conocimiento y de redes de generación del conocimiento.

Del otro lado, tenemos una estructura de gobierno interno ineficiente, non transparente, con todos los “pecadillos” de los tiempos de la “ley de Herodes” y, todos los comportamientos tóxicos de “negociaciones” entre grupos de presión y de despilfarro de recursos.

A pesar de estas condiciones adversas y del constante acoso político, hoy por hoy, tenemos a la UMSNH como miembro del grupo de las mejores universidades del país y, como un motor de desarrollo del Estado de Michoacán, Es hora de pensar en construir en grande y no de estar gestionando miserias cuando se trata de las áreas Educación Superior e Investigación. Es hora de modelar la estructura administrativa y el funcionamiento de los órganos de gobierno en el modelo académico. Es tiempo de abandonar las “viejas costumbres” ´políticas.

Lo que necesitamos, para los próximo cuatro años, es un rector que respetemos académicamente. No un «rector» que politice (aún más) la universidad.

Necesitamos más ciencia y menos política. No de «imposiciones » partidistas, ni de militantes disfrazados de «académicos » ni de «aprendices» de políticos sin conocimiento de la universidad y, mucho menos de zombies resucitados de pasados dudosos. Imaginen, por un momento lo que podríamos hacer sin intromisión de la grilla política en la vida académica. Con una UMSNH libre con una universidad en que el gobierno de la misma abra caminos al quehacer académico, a la investigación, a la ampliación de la cubertura y tenga como centro y paradigma al alumno y a la calidad.

El argumento de que el próximo rector tiene que ser un «político » y no un «académico » es, entonces, el mito más imbécil que he escuchado. Una falacia tóxica que nos debemos de denunciar y erradicar.

Es, por demás evidente que , a la hora de «cumplir » con las universidades los políticos, de cualquier bando y de cualquier bancada , se remiten a la misma «regla»: les vale un comino la educación superior pública de calidad que , colocan en el renglón de «gasto» y no de » inversión «, con la «agravante» de que los resultados académicos , sociales y de desarrollo no son visibles en la «fiebre» mediática de los ciclos de noticias marcados por el ritmo del ciclo de los “15 minutos” de actualidad.

Nuestro «tiempo» académico es lento y, los resultados no son visibles en lo inmediato. El tiempo de las instituciones académicas es el tiempo de los «cortes generacionales “, de los impactos a mediano y largo plazo. Es el tiempo de los verdaderos cambios sustantivos.

El tiempo de los políticos es corto, cortísimo. Es el tiempo de un titular, de una foto, de un ciclo de noticias. No coincidimos, luego no somos «necesarios » al calendario de agendas basadas en la inmediatez ni, por ende, una prioridad a la hora de asignar presupuestos.

Dejemos , entonces de digerir a lo tonto la narrativa de que tenemos que entregar nuestra autonomía , nuestros espacios , nuestras libertades de pensamiento , opinión y de información a las «liturgias » partidarias, a los recomendados de las tribus y, mucho menos aquellos que en vez de comunicar (y comulgar) con la comunidad académica se colocan como “agentes” de quintas columnas políticas, se promocionan como “solución” de la crisis universitaria con el solo recurso a la simulación construida sobre pirámides de fotos sacadas con políticos.

Regresemos, en este proceso de designación del nuevo rector (a) a los «básicos “: a la Academia.

Reivindiquemos lo que hemos conseguido, con independencia y desde lo interno a pesar, de todas las maniobras para controlar «políticamente » y de tentativas de eliminar a la Casa de Hidalgo, de su papel fundamental de motor de modernidad y de centro de debate de las grandes opciones del país y del Estado. Defendamos que lo «social» no es ni, obligatoriamente autoritario y mucho menos tiene que ser «miserabilista», mucho menos reducido a la incompetencia de los políticos.

El conocimiento, la ciencia y la técnica abren vías y se construyen en ambientes abiertos no en esclerosadas visiones del pasado. Es tiempo de luchar por órganos de gobierno académicos. Es tiempo de “liberar” a la UMSNH.

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