Por: Ángeles Nazares Jerónimo
Las grandes transformaciones que han existido en nuestro país, se han realizado a través de dos vías, una por medio de las armas, como han sido el movimiento de Independencia y la Revolución Mexicana, y la otra, por medio de las instituciones y las leyes, unas de reforma y otras electorales.
En el México contemporáneo, la lucha por la democratización del país ha sido muy intensa, particularmente desde 1988 con el surgimiento del Frente Democrático Nacional encabezado por Cuauhtémoc Cárdenas, qué al año siguiente, y con el apoyo de Heberto Castillo se convirtió en el Partido de la Revolución Democrática. Con ello, se dio inicio a una nueva etapa, en la que se impulsó, la creación de instituciones electorales independientes y ciudadanizadas, tribunales electorales profesionales y medios de impugnación para acceder a la justicia, con lo que nació la judicialización de los procesos electorales.
Es en este contexto y con la irrupción en el escenario nacional de la izquierda mexicana encarnada en el PRD, que se da la llamada “alternancia”, de manos del Partido Acción Nacional y en la persona de un personaje mercadologicamente atractivo y con gran histrionismo, con el cual, no sucede nada trascendental en la vida de nuestro país; en la continuidad partidaria asume la presidencia de la República un buen orador, preparado académicamente, hombre de su partido y quien, se recuerda por dar inicio desde las instituciones, con la “Guerra contra la Delincuencia Organizada”, con saldos desastrosos en miles de muertos y desaparecidos.
Sin duda que la llegada de Andrés Manuel López Obrador a la presidencia de la República, es producto de una lucha individual, tenaz, perseverante, constante, pero también colectiva, y la cual, no sería posible sin haber recorrido el camino largo y sinuoso por el que de manera conjunta con el PRD caminaron. La presencia del Partido de la Revolución Democrática en la carrera política de Andrés de Manuel López Obrador es innegable y decisiva, así como los personajes que construyeron la vida electoral y de alternancia en el país, misma que permanece actualmente en las elecciones a las gubernaturas, las presidencias municipales y en los órganos legislativos, tanto federal como locales, lo cual, debe considerarse como una de las grandes aportaciones del PRD.
También es innegable, que el Partido de la Revolución Democrática, se extravió en el camino, al ignorar sus principios y programa, tanto en su vida partidaria, como en las tareas de gobierno. El abandono de las bases militantes, también fue un elemento que abono, a que el PRD, se encuentre actualmente, con el porcentaje más bajo de presencia electoral desde su nacimiento. Ya que priorizaron la formación de una burocracia partidaria dedicada administrar los triunfos electorales provenientes de alianzas, electorales y de facto, olvidándose del partido movimiento y enarbolador de las causas de la gente.
Hechos que utilizo a su favor el Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), al convertirse en el único partido-movimiento y también, el único que abandera las causas de la gente. Llega así, Andrés Manuel López Obrador a la presidencia de la República, quien es por mucho, él político mexicano, que más sabe de las causas de la gente y que con sagacidad y conocimiento de causa y efecto, lleno y desbordo el vació que dejo el PRD y otros partidos satélites, que no cumplieron con las expectativas de sus militantes, menos de sus simpatizantes. Ya que, así lo demostraron los resultados electorales obtenidos el 1º de julio, pues, la ciudadanía no le regateo respaldo y apoyo alguno, y quien, una vez que asumió la Presidencia de la República, sigue gozando de una gran popularidad, confianza y esperanza de la mayoría de las y los mexicanos. ¡Lo mejor ésta por venir!.