Por: Hugo Rangel Vargas
1. Asuma que la democracia es una forma de convivencia social. Si en el pasado la participación de la ciudadanía se reducía a la mera emisión de un sufragio, la cuarta transformación se ha planteado que un voto no es un cheque en blanco y que las grandes decisiones del país deben ser consultadas con los ciudadanos. Los mexicanos hemos delegado a los políticos está facultad con resultados desastrosos en el pasado, por lo que ahora el riesgo de las definiciones del país es colectivo.
2. Revise su concepto de “clase política”. Acostumbrados a los privilegios, los burócratas de alto rango y los representantes populares se disputaban, con voraz apetito, su permanencia y cuasi petrificación en las nóminas gubernamentales. La vocación de servicio era relegada por el hambre de servirse. Con las reducciones salariales a los altos mandos públicos y la cancelación de muchas de sus prebendas, la nueva concepción de los servidores públicos privilegia una visión prácticamente de apostolado y de sacrificio en pos de un proyecto de Nación.
3. Si desea negocios y fortuna, tendrá que hacerlo desde la iniciativa privada. Los “políticos – empresarios” y los “diputados – constructores”, son una especie que se extinguirá de la biosfera pública nacional. El uso de información y de influencias para facilitar la acumulación de riqueza en manos de pocos será cosa del pasado. Acostúmbrese a que la concepcion del empresario será la de quien corre riesgos y genera innovación, no la de quien tiene más relaciones políticas o quién invierte más en las campañas de candidatos en espera de recibir como contraprestación un favor, una dádiva o una canongia.
4. Mezcle la mayoría legislativa con iniciativas de reformas contra los privilegios. Esta combinación podría derivar, en un inicio, en amenazas de tormentas, fuertes presiones regresionistas, e invocación de toda clase de demonios y calamidades pero permanezca quieto y sereno, el resultado final podria ser satisfactorio si lo que quiere es igualdad y justicia social.
5. Reduzca el tiempo de exposición de sus sentidos frente al televisor e increméntelo en las redes sociales. Las cadenas televisivas podrían no acoplarse a la nueva realidad ya que en algunos casos su origen se ha fraguado con el sello distintivo del anterior régimen. La nueva mayoría ha instrumentado en cambio, sus mecanismos de comunicación a través de las redes sociales y ese es el medio con el que masifica sus posiciones políticas.
6. Cierre la tapa de los antiguos cacicazgos y contemple el nacimiento de nuevos líderes. El viejo corporativismo que se reprodujo en el caldo de cultivo del manejo electoral de los programas sociales se irá asifixiando, no sin oponer resistencia. Muchos de los rancios líderes perderán su poder ante la incapacidad de sostener este mecanismo de reproducción de su liderazgo.
7. Finalmente, tenga mucha esperanza. El desaliento y desánimo son los peores ingredientes para combinarlos con el momento actual. No hemos llegado como país hasta este punto para mirar atrás sino para hacer la historia renovada de esta patria.