Educación Michoacana: Los Ajustes Necesarios

Por: Horacio Erik Avilés Martínez

En la última semana se realizaron una serie de relevos institucionales al frente de diversas dependencias del sistema educativo estatal. De los servidores públicos recién designados, la enorme mayoría cuentan con experiencia gubernamental en el ámbito educativo, principalmente acumulada durante la actual administración. Es decir, las substituciones fueron más bien un ejercicio de permutas, triangulaciones y enroques.

La práctica de rotación y permuta de personal proviene de la iniciativa privada y se suele realizar para romper la zona de confort de los mandos medios y directivos, evitando con ello tanto vicios como actos de corrupción. Asimismo, en ocasiones puede resultar de beneficio recíproco para los funcionarios transpuestos, por la proximidad del centro de trabajo a su hogar o por la dinámica familiar.

Aunado a lo anterior, no olvidemos que, George Bernard Shaw (1856 -1950) Premio Nóbel de Literatura, señaló que “los políticos y los pañales deben ser cambiados con cierta frecuencia, ambos por la misma razón”. Su célebre axioma sin duda abona a la interpretación de los recientes nombramientos. Por ende, la naturalidad del proceso no debería de asustar ni sorprender a nadie, máxime que es del dominio público el enorme desgaste de las autoridades por las respectivas fricciones con los actores clave y grupos fácticos al interior de cada dependencia, que buscan hacer prevalecer sus intereses. Estas situaciones convierten la rotación en un acto lógico y natural.

SI bien, los beneficios también son claros, la teoría en materia de gestión de recursos humanos también habla de la existencia de una curva de aprendizaje, que aplica en caso de contratarse a personal apto para ocupar un puesto determinada, la cual señala que, en promedio, entre seis y nueve meses como periodo de adaptación para un trabajador. Entonces, al darse los relevos en las dependencias, por el factor antes señalado, se complica la operatividad de estas, independientemente de la capacidad de los funcionarios. Como ejemplo, está el subsistema Telebachillerato en donde los directores generales duran en promedio menos de un año al frente del mismo, lo cual genera zozobra e inestabilidad constante.

Es también de tomarse en cuenta que, por haberse agotado el periodo gubernamental federal, prácticamente expiró la temporalidad del acuerdo entre el Gobierno Federal y el Gobierno del Estado en cuanto a la cesión recíproca de puestos para mejorar la coordinación. Así, en su momento se entregaron las delegaciones federales del INEA y de la SEP a funcionarios afines al Gobierno del Estado, quienes ahora se incorporan a la administración estatal. Este factor también incidió en la realización de relevos para poder abrir espacio a colaboradores que coadyuvaron para que la política educativa federal aterrizara con facilidad en la entidad federativa.

Tomando en cuenta los factores antes señalados, la decisión fue tomada. Esperemos que se logre superar una posible situación de inestabilidad o de curva de aprendizaje y haya grandes resultados a la brevedad. No olvidemos que tanto el deber de materializar la visión de futuro para la educación estatal como la responsabilidad de hacer que los compromisos del gobernador y del Secretario de Educación en el Estado sucedan reposan sobre los hombros de los recién designados.

A manera de factor de solución para ulteriores momentos de relevos, es verdaderamente importante que cada subsistema o nivel educativo cuente con un organismo de gobernanza con mayoría ciudadana que contribuya a que los actores clave doten de una visión más allá de la temporalidad efímera que tienen los servidores públicos. Ello apuntalará enormemente los relevos institucionales que pudieran darse en lo sucesivo. Paralelamente, es muy importante que los funcionarios pasen por un proceso de formación que les permita comprender el funcionamiento de los consejos ciudadanos y les brinden su espacio y reconocimiento, con la finalidad de que se dejen ayudar por sus integrantes, quienes de forma honorífica opinan y recomiendan medidas de política pública. Esto abonará a lograr instaurar consejos que funcionen efectivamente, que opinen, recomienden, construyan y den seguimiento al desarrollo institucional por encima de visiones individualistas, cortoplacistas o acordes al estilo de dirección o intereses de los gerentes públicos en turno.

Si el sexenio estatal fuera un partido de fútbol, la educación estatal, para el segundo tiempo, presenta una alineación muy parecida a la de 2015, aunada a las reincorporaciones de quienes jugaron a préstamo en el equipo federal, pero con los jugadores en posiciones diferentes a las de la primera mitad. Ojalá y la fórmula resulte, porque los pendientes aún son muchos. Por ejemplo, ha resultado preocupante en últimas fechas el estatus de los programas socioeducativos, especialmente el de las becas.

Lograr entregar a cada estudiante ya dictaminado como susceptible a recibir un apoyo, lo que requiera para que tenga condiciones dignas para ejercer su derecho a aprender. Al respecto, no se puede dejar pasar por alto que las becas estudiantiles han sido motivo de quejas incontables por parte de estudiantes, padres de familia y maestros, ya que, desde educación básica, educación media superior y superior, se han prometido apoyos económicos que simplemente no se han depositado. Los constantes reclamos sociales en torno al impago de las becas de Aprovechamiento para educación básica, la Beca Futuro y los apoyos a los estudiantes normalistas obligan a que los funcionarios responsables tomen cartas en el asunto a la brevedad y brinden resultados.

Paralelamente, siguen existiendo problemas de toda índole con los trabajadores de la educación, pasando desde el impago de salarios y prestaciones, profesionistas idóneos que no han recibido nombramientos, pagos y prestaciones conforme a derecho les corresponde, padeciendo además discriminación y acoso laboral. Más aún, recientemente la CNTE se pronunció en contra de enviar el denominado formato 911 a la SEE; lo que evidencia la necesidad de seguir ocultando a personal comisionado o aviadores. Esos nichos de opacidad deben de erradicarse, ya que posibilitan que actos de corrupción se incuben a su interior.

Sobra explicar que, además de los dos temas específicos mencionados por estridentes, continuamos al pendiente de que las acciones gubernamentales se reflejen en un gran punto de inflexión evidenciado en los indicadores y en las historias de vida de los estudiantes, en el logro de aprendizaje y en lo socioemocional, en valores, actitudes y capacidades de toda índole, que permitan que la niñez y juventud michoacanas logren realizarse en plenitud como personas. Esperemos que los ajustes necesarios en materia de recursos humanos ya realizados por el Gobierno del Estado contribuyan a tan noble misión.

Sus comentarios son bienvenidos en eaviles@mexicanosprimero.org y en Twitter en @Erik_Aviles

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