Conformación de gobernanza para la educación michoacana

Columna de opinión

Por: Horacio Erik Avilés Martínez

En este momento de transición, modelar el ágora en la que se encontrarán los michoacanos para hablar de educación sería la acción más valiosa que pudiera emprenderse en pro del derecho a aprender de los niños y jóvenes. Recientemente se han tenido esfuerzos importantes de consulta que han evidenciado el dolor, el encono, los sentimientos enquistados, las voces reprimidas e ignoradas, que siempre contienen sabiduría y propuestas para quien sabe escucharlas.

Lo expuesto durante los más recientes ejercicios participativos realizados en la entidad, tales como el Foro por la Reconciliación, los Diálogos por Michoacán y ahora el Foro Estatal de Consulta Participativa por la Educación en Michoacán han refrendado esa situación.

Más allá del cálculo político o de una llana intención legitimadora que pudieran ser razones subyacentes para realizar estas acciones de consulta, la conformación de gobernanza es inaplazable, para por principio de cuentas poder escucharnos y dialogar, sentando a su vez las bases de la implementación de acciones de desarrollo, lo cual sí que constituiría una auténtica transformación.

Específicamente, en el ejercicio de consulta y participación ciudadana recientemente realizado en Michoacán, que fue encabezado por el Lic. Esteban Moctezuma Barragán, próximo Secretario de Educación Pública es de destacarse que, a pesar de la heterogeneidad de los actores presentes, hubo una clara línea de respeto que no se transgredió. En esta ocasión, los grupos presentes se limitaron a manifestarse verbalmente. Ignorar, agredir, descalificar e insultar fueron las mayores expresiones de violencia que se vieron en el foro. Si bien son posiciones indeseables, a diferencia de otras ediciones, en esta ocasión no hubo violencia física ni hechos que lamentar en otros ámbitos. La contención de la violencia posibilita que incrementalmente crezca el diálogo entre los actores clave y por ahora todos los presentes salieron sanos y salvos del recinto, a pesar del escepticismo inicial al respecto.

Es notable que las expectativas de ser escuchados y de transformar la nación rebasan por mucho los impulsos personales y la búsqueda del bien común llama a la civilidad. Saludamos y celebramos el diálogo que está construyéndose entre la sociedad civil, la autoridad y todos los demás órdenes de gobierno, a la par que todos debemos ser sensibles a los signos de los tiempos y actuar en consecuencia en pro del bien mayor, que es salvaguardar el derecho a aprender.

En cuanto a la consulta educativa, se debe de entender que la soberanía del pueblo mexicano puede traducirse de una forma tal que se visualice que los ciudadanos deben de tener a su alcance los cauces para incidir en la educación. Para que los derechos ciudadanos anteriormente citados sean totalmente vigentes y efectivos se debe transitar de la visión de gobernabilidad y rectoría del estado hacia la de gobernanza,

La educación es un ámbito que es particularmente importante, por tener hoy un marco normativo pleno de posibilidades para la articulación de un sistema de gobernanza. No se ha visualizado el potencial que puede tener empoderar, organizar y movilizar a los ciudadanos en torno a un gran entramado de esta índole. De los mecanismos de participación ciudadana, el más grande de la historia de la nación sin duda es el sistema de consejos de participación social en la educación, comprendidos en la escala nacional, estatal, municipal y escolar.

En Michoacán resulta clave lograr articular un sistema de gobernanza que posibilite una pronta, efectiva y legítima respuesta ante las necesidades y demandas de los actores del sistema educativo. Recordando que, por su pasado reciente y herencia histórica, ha sido un estado dividido y con heridas profundas en su tejido social. La incapacidad de generar consensos y sumar voluntades ha permitido que muchos problemas sociales se aniden y enquisten, a la par que se manipule cual laboratorio político de enconos y revueltas.

Mexicanos Primero ha impulsado a nivel nacional que todos los niños y jóvenes estén, aprendan y participen en las comunidades escolares. Mucho se ha dicho en torno a temas de cobertura y calidad, así como en el ámbito evaluativo. El tema de la participación social ha merecido poca atención a la fecha. La escuela es un eje articulador para la conformación futura de sociedad civil, donde los integrantes de la comunidad de aprendizaje pueden recibir además de educación cívica formación ciudadana vivencial que permita que exista mayor gobernanza en un futuro.

Indudablemente, los padres de familia poseen interés legítimo en la educación de sus hijos, así como en las condiciones y gestión de recursos, planes, programas y contenidos específicos. Si acompañan y participan de forma honorífica en cada uno de los procesos de gestión y desempeño escolares posibilitará una mejora sistémica de la comunidad de aprendizaje.

Imaginemos a un niño, a un docente o a un ciudadano que desde la escuela esté formado transversalmente en los ejes y dimensiones de la gobernanza, definidos por la comunidad académica y grupos de estudio a nivel nacional e internacional, para que conozca como visibilizar, denunciar y combatir la corrupción; que sepa ejercer a plenitud su libertad de expresión, que sepa pedir y rendir cuentas de sus actos; que conozca los valores democráticos y cuide la estabilidad política, a la par que identifique, visibilice y repudie toda forma de violencia; que exija eficacia y eficiencia gubernamental a sus empleados, los servidores públicos; pero que también aspire a algún día, recibir el alto honor e insondable responsabilidad de servir a los demás y recibir un salario por ello; que conozca sus derechos y cumpla impecablemente con sus obligaciones ciudadanas; que posea habilidades organizativas, para actuar proactivamente ante las necesidades comunes y poder resolver colectivamente los retos que la realidad les presente. Una sociedad compuesta por niños, adolescentes, profesionistas recién egresados y adultos que estén formados en un modelo educativo que les desarrolle los saberes necesarios para impulsar la gobernanza nacional, pueden generar el cambio social que se requiere.

Recordemos que, a nivel escolar, además de los procesos de rendición de cuentas, autonomía curricular y acompañamiento en la administración de los recursos, los Consejos Escolares de Participación Social tienen la atribución de conformar las siguientes comisiones:

Fomento de actividades relacionadas con la mejora del logro educativo y la promoción de la lectura;

Mejoramiento de la infraestructura educativa;

De protección civil y de seguridad en las escuelas;

De impulso a la activación física;

De actividades recreativas, artísticas o culturales;

De desaliento de las prácticas que generen violencia y el consumo de sustancias nocivas para la salud;

De establecimientos de consumo escolar;

De cuidado al medioambiente y limpieza del entorno escolar;

De alimentación saludable;

De inclusión educativa;

De Contraloría Social;

De nuevas tecnologías.

Con estas comisiones en plena operación, mucho se puede hacer por desarrollar la comunidad escolar en los ámbitos respectivos. Asimismo, se debe considerar potenciar la vinculación hacia el entorno comunitario, en un esquema de responsabilidad social escolar para que el reconocimiento de los maestros como agentes de cambio se convierta en realidad como cuando la escuela mexicana, tradicionalmente, constituía un polo de desarrollo local. El maestro era uno de los actores clave que más incidían en el desarrollo comunitario que debe de reivindicar su papel como sujeto histórico. Es importante resaltar que, al respecto, no partimos de cero, en los últimos tres años se han conformado el 82 por ciento de los Consejos Municipales de Participación Social en la Educación, el 70 por ciento de los Consejos Escolares, a la par que se han integrado cuatro grupos de trabajo en el Consejo Estatal de Participación Social en la Educación. ¡No debemos retroceder!

Más bien, hay que evolucionar de lo ya existente y hay que transformarlos, pero para dotar de posibilidades de tejer gobernanza. Debemos seguir progresando en lo cuantitativo y en lo cualitativo. No podemos regresar al pasado cuando las asociaciones de padres de familia eran entelequias simuladas y a modo para colonizar los planteles escolares y hacer uso clientelar de la población para finalidades ajenas al desarrollo educativo de la comunidad de aprendizaje y sus integrantes.

En las entidades federativas, lograr que todos los actores intervinientes estén sentados en la mesa de gobernanza educativa permitirá que cada uno de ellos arrostre las consecuencias de sus acciones ante sus pares, con un compromiso entretejido con una gran cantidad de sectores intervinientes, no una simple relación bilateral con la autoridad gubernamental, como algunos han querido asumir que debe de ser. Lograr que la niñez y juventud participen plenamente en la escuela mucho dependerá de este debido arropamiento a los Consejos Escolares.

Al respecto, las propuestas para lograr los objetivos planteados anteriormente son:

Instalar mediante un proceso de información, concientización y sensibilización social en Michoacán todos los Consejos de Participación Social en sus tres escalas y articularlos entre sí.

Garantizar su transparencia, democracia interna y debida operatividad.

Conformar en su interior todos los comités, comisiones y grupos de trabajo necesarios.

Implementar mecanismos que garanticen que todos los ciudadanos conversen entre sí.

Garantizar que las dimensiones de la gobernanza sean aspectos presentes y transversales en los consejos: voz, rendición de cuentas, estabilidad política, ausencia de violencia, democracia, efectividad gubernamental, mejora regulatoria, control de la corrupción y estado de derecho.

Dotarles de recursos suficientes para que todos los actores clave participen desde educación inicial hasta posgrado.

Que se investigue sobre el sistema de gobernanza educativa para su mejora continua.

Actualizar su marco normativo, dotándoles de atribuciones vinculantes para incidir en cada etapa del ciclo de la política pública educativa, desde educación inicial hasta posgrado, reconociendo a actores locales voluntarios, acotando posibles conflictos de intereses y desarrollando vínculos por la responsabilidad social escolar.

Que el modelo educativo incluya formación ciudadana para que los niños y jóvenes conozcan y ejerzan sus derechos a la participación y a ser escuchados.

Que los planes y programas de las escuelas normales incluyan formación de formadores para la gobernanza.

Implementando el decálogo anterior, en Michoacán se potenciarán las acciones por el desarrollo integral y educativo en particular, contribuyendo a que todos los niños y jóvenes estén, aprendan y participen en la escuela. Asimismo, estaremos más cerca de lograr que Michoacán tenga un modelo de gobernanza plenamente operativo, que conforme un entramado social que soporte las acciones por el desarrollo integral, partiendo de la piedra angular que concierne y que debe involucrar a todos los ciudadanos rumbo a la construcción de la sociedad futura: la educación de las presentes y próximas generaciones.

Sus comentarios son bienvenidos en eaviles@mexicanosprimero.org y en Twitter en @Erik_Aviles

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