Por: P. Francisco Armando Gómez Ruiz
Sacerdote, escritor, Global Shaper
Tercer Informe de Gobierno de Silvano Aureoles Conejo
La sesión solemne de la LXXIV Legislatura del Congreso del Estado de Michoacán, inició con el tradicional pase de lista para corroborar el cuorum debido. El primer nombre que aparece en el pase de lista es el del miembro honorífico José María Morelos y Pavón. Entonces la voz pretenciosa de los diputados asistentes exclamó “presente”. Así es, ellos toman sobre sus hombros la responsabilidad que implica el pretender hacer presente a tan insigne héroe de la nación. Más allá de las numerosas intervenciones de los diputados, mientras el Señor Gobernador de Michoacán está ausente, se quiere hacer del Informe en turno, una rendición de cuentas al pueblo michoacano donde vive la sangre del Siervo de la Nación. Así de alto y ambicioso es el contexto en el cual el Ing. Silvano Aureoles rindió informes a Michoacán.
Frente a líderes políticos, empresarios, intelectuales y religiosos, una decena de diputados ofrecieron sus críticas -desvío de recursos en temas de salud y educación, impunidad-, compromisos y saludos a un gobernador que todavía no entraba en la sala. ¡Bonito protocolo! Pero a través de radio y televisión, así como de los diferentes espacios de redes sociales, tal vez estaban viendo la Sesión Solemne aquellos “siervos de la nación de a pie” de los diferentes estratos sociales.
Finalmente, el protocolo parlamentario recibió en el recinto al Señor Gobernador, y, tras los honores al Lábaro Patrio, a las 13:45 inició el discurso del Señor Gobernador. Además de estadísticas, alusiones a soluciones puestas durante el año y silencios ante más de un tema por resolver, la estructura del protocolo permitió salir airoso al Gobernador de Michoacán. Los diputados, voces de Morelos, ya se habían desgastado antes del arribo de Silvano Aureoles. Había ya poco por discutir, el ¡bonito protocolo! no lo permitió.
Lo que observamos en aquella sala fue una estampa cotidiana que a diario vemos en nuestras instituciones, talleres y hogares: nos gusta desahogarnos en ausencia del causante del conflicto. Entonces preferimos esos buenos modos baratos que no llevan a un diálogo frente a frente. El protocolo del Congreso del Estado de Michoacán trazado para que el Gobernador dé su Informe, es semejante a nuestras conversaciones de la calle. Sin lugar a dudas, son nuestros legítimos representantes, nosotros mismos los hemos elegido.
El ideal a alcanzarse, rendir cuentas ante José María Morelos, termina siendo una promesa no cumplida.
Finalmente, desde el recinto del Congreso se expresó un vocabulario sumamente interesante: paz, justicia, bienestar, educación, igualdad, seguridad, libertad, Universidad Michoacana, incluso la mítica expresión “Dios”. En efecto, conocemos los valores que construyen nuestro Estado de Michoacán, pero se observan pocas convergencias para elegir el plan de construcción social. Hay mucho por caminar juntos.
P. Francisco Armando Gómez Ruiz