Por: Leovigildo González
Reza un dicho popular «Las hojas en el árbol no duran toda la vida», y el poder es tan efímero que es notorio cuando comienza a perderse, el gobernador de Michoacán, Alfredo Ramírez Bedolla lo sentirá a percibir desde su partido, Morena.
De poco sirvió que los guindas arrasarán en Michoacán, y minimizaron de manera apabullante a la oposición, lo cierto, es que la rebelión comenzó ya en Morena desde el 2 de junio a las 6 de la tarde.
La falta de tacto político con los distintos grupos de Morena, el fortalecer a sus «amigos» dándoles pluris, entre otros agravios, son suficientes para desde ya, los morenistas piensen en la sucesión, en dónde Bedolla no tenga cabida.
El triunfo de Claudia Sheinbaum también posicionó a Raúl Morón, quien fue su alfil político en Michoacán, y que hoy, lo fortalece la cercanía con la Presidenta además con Lázaro Cárdenas Batel, que asumirá ser Jefe de la Oficina de Presidencia.
Todo indica que Bedolla tendrá tres años tranquilos con un Poder Legislativo que opere su salida, lo cierto, es que comenzarán a verse muy marcadas las traiciones, obviamente mientras más se acerque el próximo proceso electoral.
Porque el mandatario estatal tendrá que renegociar con Reginaldo Sandoval, líder moral del PT y Ernesto Núñez del Verde, todo encaminado a tener el control del Congreso de Michoacán, sobretodo con el primero con quien no ha tenido últimamente buena cercanía por la repartición de candidaturas.
En Morena, ya es claro, en cuanto llegue Sheinbaum y les de cabida a quienes Bedolla ninguneo, comenzará a verse claro el panorama para la sucesión, la cuál, todo indica, no será sencilla.
Por lo pronto, ya hay alcaldes inconformes con la falta de pagos del Fondo de Aportaciones Estatales para la Infraestructura de los Servicios Públicos Municipales (Faeispum), que es primordial para que entreguen resultados en sus municipios, ahí, de no atenderse a tiempo, la rebelión crecerá y no solo en Morena, también los partidos de oposición, por ejemplo, Alfonso Martínez.
Reza otro dicho popular «no es lo mismo ser borracho que cantinero», Bedolla como oposición fue una voz fuerte contra Silvano Aureoles, pero hoy, como Gobernador, se olvidó de un precepto básico de la política, excluir, es sinónimo de debilidad.
PD. Mientras Bedolla podría perder morenistas, se le pueden unir priístas, Guillermo Valencia, es la primera opción.