Por: Leovigildo González
«El león no puede protegerse de las trampas y el zorro no puede defenderse de los lobos. Uno debe ser por tanto un zorro para reconocer trampas y león para asustar a los lobos» decía Maquiavelo, y eso aplica siempre en política, más en estos tiempos.
Tal parece que Celeste Ascencio y Raúl Morón, están completamente esperanzados en que la marca Morena los va a llevar al Senado de la República, sin estrategia en aire y con una estructura partidista que no es de ellos, el panorama no es tan sencillo.
Mientras eso les pasa, Araceli Saucedo la primera fórmula al Senado por PRI-PAN-PRD, se reúne con las estructuras de cada partido, lo mismo hace Humberto Lucatero, lo que les beneficia es que en candidaturas locales habrá lugares donde vayan candidatos por cada instituto político que les vaticina competencia.
La división en Morena ha sido muy marcada, trasciende que la estructura Bedollista no ha acompañado a sus candidatos al Senado, están enfocados en el proceso local, más que en el federal, se notó de sobremanera el pasado sábado en la movilización para Claudia Sheinbaum en el Estadio Morelos.
Ascencio y Morón, poco se conoce de lo que realizan, aunque el ex alcalde morenista cuenta con la estructura «R21» que formó en sus aspiraciones fallidas para la gubernatura en el 2021, pero que sigue vigente.
Hoy, en Morena-PT-Verde están confiados en el posicionamiento de la marca, pero dejarle todo a eso, es un error, ya que hemos visto que unidad como tal, no hay, ni disciplina, por el contrario, es una lucha de egos y soberbia.
Y es que dentro del partido guinda también se libra una batalla ya que lejos de pensar en el 2024, ya están enfocados en la sucesión a la gubernatura, lo que exhibe poco liderazgo de Bedolla a quien le faltan más de tres años para dejar el poder y el que debería ser el primer morenista de Michoacán, a quien ya hemos visto, no respetan en las decisiones.
