Por: Leovigildo González
Es innegable que Alfredo Ramírez Bedolla ha estado en las mesas políticas de la coalición Morena-PT-Verde para la designación de candidaturas, lo hace ante una oposición débil que no le señala que debería estar enfocado en gobernar.
Reza un dicho popular «el que nunca tiene, y un día llega a tener, loco se quiere volver», no considero que sea el caso del Gobernador de Michoacán, sin embargo, verlo tan involucrado en temas partidistas, muestra que quiere abarcar todo lo que le sea posible, cuando claramente su prioridad debería ser otra.
Juan Pablo Celis, líder de Morena en Michoacán no muestra la capacidad de negociación que requiere Bedolla al grado que es el mandatario estatal el más involucrado en temas políticos, la falta de confianza en solucionar los intereses del Gobernador se muestra constantemente.
Ni los golpes políticos que le llegaron desde la dirigencia nacional de Morena lo han hecho recapacitar, todo indica que está sobrado ante un proceso electoral que no requiere de su presencia, ya que la marca del partido guinda está posicionada y no por su Gobierno, si no, por los programas sociales que también lo hicieron ganar a él.
La semana pasada hubo conflictos diarios con los estudiantes normalistas, pero también hay problemas muy complejos en materia de seguridad, económicos y sociales, que en este momento parece no importarles al gobernador ya que está enfocado en el resultado de su partido.
Bedolla no tiene quien le opere, el que lo hacía hoy no tiene claro su futuro, Carlos Torres Piña, quien buscó ser candidato al Senado por Morena y ahora busca serlo por la capital Michoacana, lo cual también se vislumbra complicado.
PD. El golpeteo a Alfonso Martínez por parte de Bedolla lo muestra tal cual es, un operador de Morena más que un gobernador