Por: Leovigildo González
En política el ascenso y la caída es parte natural, Silvano Aureoles debió entender que iba a llegar un día, en que ya no ostentaba el poder que le daba una Gubernatura que lejos de eso, quienes fueron sus allegados comenzaron a traicionarlo e incluso negarlo.
Lo que sucede actualmente en el Partido de la Revolución Democrática (PRD), no es nada más que un síntoma de debilidad de quién durante varios años fue el máximo líder de ese Instituto político en Michoacán, pero hoy, ya solo queda un vago recuerdo que se esfuma con el pasar de los días.
La vigencia de Aureoles estaba supeditada por lo que hacía Morena y el actual mandatario estatal, Alfredo Ramírez Bedolla contra él, pero eso también se terminó.
Decía el periodista Luis Spota «en política, el agradecimiento tiene una vigencia de seis meses», así que ese lapso ya terminó para muchos que todavía quieren crecer al interior del PRD, hace dos años y medio que Silvano dejó la gubernatura.
Hubo varios errores de Aureoles, uno es que no formó a un posible sucesor, y quién se erigió como tal carece de liderazgo ya que depende de la sombra del ex gobernador a pesar de que él es senador.
Hoy, el PRD está en terapia intensiva, pero sus peleas internas muestran una sed de poder que solo los exhibe de cuerpo entero, sin cuidar el equilibrio de fuerzas y evidentemente sin un balance ideológico, solo la búsqueda de espacios para beneficio propio.
Dicen que en política y en la vida hay que conocer el momento exacto de soltar, no es malo aceptar que ya no sé es.
Y siguiendo con frases de Luis Spota, «un político ha de tener en el orden que te guste: estómago fuerte, cojones firmes y espalda flexible», vaya que hoy Silvano no puede decir que tiene estómago fuerte porque a veces hay que comerse las derrotas.
PD. «Nada en nuestra política, es definitivo; excepto, naturalmente quedarte fuera».