LIBRE EXPRESIÓN…
Por: Carlos Alberto Monge Montaño.
“Allí donde el mando es codiciado y disputado no puede haber buen gobierno ni reinará la concordia”. Platón (427 AC – 327 AC) Filósofo griego.
La crisis de inseguridad que padecen varias regiones de Michoacán es evidente, pero el enfrentamiento de este martes en el fraccionamiento Misión del Valle de Morelia en la zona conurbada con Tarímbaro, sin duda prende los focos rojos.
Urge que las autoridades de todos los niveles pongan a la seguridad como prioridad y no la metan en sus disputas electoreras.
Los enfrentamientos entre grupos armados, ciudadanos inocentes que han perdido la vida en un fuego cruzado, levantones, desaparecidos, muertes violentas y las quejas en voz baja de productores y empresarios de diversos ámbitos que otra vez son extorsionados, se han convertido en una constante en la entidad.
Semejante realidad empeora cuando las autoridades se niegan a reconocer la crisis. Mientras no haya autocrítica y reconocimiento del problema, difícilmente generarán alguna estrategia para solucionarlo.
El pasado 13 de marzo, el gobernador de Michoacán, Alfredo Ramírez Bedolla ufano señaló que la seguridad está garantizada y lo reiteró este martes 4 de abril al medio día, un par de horas antes de que se registrara el enfrentamiento en Morelia, que dejó, lamentablemente, 2 agentes de la Policía de Investigación de la Fiscalía General del Estado muertos (Yonathan Jorge Pineda y Edgar Eduardo Delgado, que en paz descansen) y sólo 7 detenidos.
Entre lo rescatable, es que las corporaciones policiacas de los tres niveles de gobierno se apoyaron y la reacción fue de las más rápidas que se han registrado, además de que el operativo incluyó helicópteros, pero, quedan varias dudas: ¿Cuántos presuntos delincuentes que se enfrentaron a decenas de elementos de seguridad de los tres niveles de gobierno pudieron escapar? ¿Los siete detenidos, son todos? ¿había una estrategia? ¿por qué tantos elementos parecen estar sólo expectantes durante el enfrentamiento?
La refriega se prolongó por casi 2 horas y la casa donde se perpetraron los presuntos integrantes de un grupo criminal, registró cientos de impactos de bala. Es un lamentable hecho como los que se han padecido en lugares de la tierra caliente del estado, en sus peores días.
Ante semejante circunstancia, se escucha hasta irresponsable el gobernador del estado, Ramírez Bedolla, al insistir en que la seguridad está garantizada. ¿Será que el séquito de seguridad que lo cuida y le abre paso por los lugares donde circula en sus camionetas, le impiden ver la realidad del resto de los ciudadanos?
Las evidencias advierten que la disputa por diversos territorios en la entidad prevalece y para colmo, señalan que grupos delincuenciales también se están disputando Morelia.
Está claro que la estrategia del presidente Andrés Manuel López Obrador, de abrazos y no balazos, es un brutal fracaso y que, por el contrario, ha empoderado a células delincuenciales. También es claro que el discurso propagandístico no sirve de nada para contener la violencia.
Una vez más, la realidad exige a las autoridades de todos los niveles que en los asuntos seguridad no mezclen la grilla política electorera. Tendrían que generar un acuerdo y estrategia de trabajo donde ganen los ciudadanos.
Ha pasado ya casi año y medio del arribo de Alfredo Ramírez Bedolla al gobierno de Michoacán y de Alfonso Martínez Alcázar al ayuntamiento de Morelia y todavía no tienen acuerdo definitivo en seguridad.
En el discurso intentan no pelear, pero en los hechos no terminan de hacer equipo para contener la inseguridad que registra la capital michoacana. Así que por más que Alfonso Martínez represente una oposición de Morena y de Alfredo Ramírez, y viceversa, es tiempo de alcanzar los acuerdos, de dejar la politiquería fuera de los asuntos de seguridad.
Con la esperanza de que haya una próxima vez… me despido, gracias.