Por: Editorial
El programa de desarme que lanzó, Alfredo Ramírez Bedolla, gobernador de Michoacán, no es nada más que una simple simulación, anteriormente realizado por la Secretaría de la Defensa Nacional.
Y es que además, si se habla de un desarme también debe incluir a los grupos de la delincuencia organizada que tanto hacen daño a Michoacán, sin embargo ahí no parece entrar ese programa, porque es inverosímil que un «sicario» entregue un fusil AK-47 a cambio de una licuadora.
En Tierra Caliente hay miles de personas armadas, en 2014 los extintos grupos de autodefensas presumían tener al menos nueve mil personas con algún fusil de asalto.
La simulación es evidente y obvia, pero habrá quien aplauda ese tipo de acciones, aunque el verdadero combate a la delincuencia o de resultados de manera efectiva.
Mientras tanto seguirá el #RuidoEnLaRed