Coyuntura en la situación de la UMSNH

Por: David X. Rueda

Cuando se trata de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, siempre se evoca a su gran tradición y origen humanista. A los nicolaitas siempre nos genera un enorme gusto el explicar el origen de nuestra Universidad: su fundación por Don Vasco de Quiroga en 1540 con el Colegio de San Nicolás Obispo, su reapertura por Melchor Ocampo en 1847 como Primitivo y Nacional Colegio de San Nicolás de Hidalgo, y desde 1917 con el apoyo de Pascual Ortiz Rubio, el reconocimiento de su autonomía como Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Desde su fundación, la Universidad ha acompañado muy íntimamente la historia de nuestro Estado y sobre todo de México.

En los últimos 20 años, la Universidad Michoacana, caracterizada siempre por su sanguíneo temperamento y pensamiento extrovertido, ha trazado una particular trayectoria en su desempeño, al transitar de ser una Universidad con una matrícula que rondaba los 20 mil alumnos a otra Universidad con más de 50 mil alumnos, ubicada entre las 10 mejores instituciones de educación superior en México, con su profesorado organizado en cuerpos académicos disciplinares y con una gran fortaleza en su alta habilitación académica, lo que le ha permitido ser una de las principales opciones para los jóvenes michoacanos y de otras entidades para la realización de sus estudios superiores. También en este mismo lapso, la Universidad se ha visto cada vez más mermada en cuanto a los recursos que tiene disponibles para mantener una oferta educativa y servicios de calidad, situación que ha obligado a que la Universidad contrate un número menor de profesores investigadores por año, además de retrasar la activación de las promociones de categoría de su planta académica.

Adicionalmente, la generación de infraestructura, los servicios generales y especializados de mantenimiento que requieren las instalaciones universitarias, obligan a racionalizar y priorizar las acciones en este rubro. Con ello, se pone en gran riesgo el mantener los servicios de calidad de la Casa de Hidalgo.

La situación actual es de alerta roja, al grado de que los dos últimos años los recursos no han sido suficientes para cubrir las nóminas de los trabajadores universitarios. Sí, la Universidad requiere ser “salvada”.

Si consideramos un protocolo general de salvamento, la secuencia de actuación constará de: 1) La percepción del problema; 2) Análisis de la situación; 3) Toma de decisión; 4) Ejecución de las acciones pertinentes, y; 5) Evaluación final. Definitivamente, en el caso de nuestra Universidad, por todo lo ocurrido recientemente y lo que se maneja en los medios de comunicación, nos hemos pasado transitando entre los puntos 1, 2 y 4, sin que realmente tomemos una decisión consensada entre la comunidad universitaria, ni mucho menos las acciones realizadas muestran alguna concordancia con una visión de una Institución Fortalecida.

Me atrevo a escribir lo anterior, dado que se han generado un sinnúmero de buenas intenciones para mejorar la situación de la Máxima Casa de Estudios de Michoacán, todas ellas con pros y contras, de entre las intenciones más recientes y destacadas podemos identificar dos: la intención de “Nacionalizar” o que la Universidad sea reconocida como “Nacional” y la intención de establecer en la Constitución de la Entidad que la Universidad sea beneficiada con el 6% del presupuesto de egresos estatal. Otra vez, ambas propuestas parecen no partir de una toma de decisiones consensuada en base al análisis de la situación de emergencia, situación que explicaré en las siguientes líneas y que últimamente se promueven sobre todo desde el ámbito político:

Nacionalización:

Como ejemplo de instituciones “nacionalizadas” por decreto presidencial, podemos evocar el caso de la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro UAAAN, cuyos inicios datan del año 1919 y en 1975 es reconocida su autonomía. Sin embargo, en 2006 es “nacionalizada” por decreto presidencial. Es importante señalar que esta situación de la UAAAN se realiza en un periodo en el cual los recursos destinados a las instituciones de educación superior eran suficientes, en ese periodo la UMSNH contrataba en promedio 80 profesores investigadores de tiempo completo por año y otro tanto se encontraba realizando estudios de doctorado, los recursos existentes permitían el mantener los servicios que aseguraran un funcionamiento óptimo de las instalaciones universitarias, incluso, en ese periodo se inician las construcciones de las extensiones de la Universidad en Ciudad Hidalgo y Lázaro Cárdenas. Regresando al tema de la posible nacionalización de la UMSNH, hay que tomar en cuenta que el contexto nacional actual es el de una disminución de recursos a estas instituciones (que al parecer ya no se operará), pero ni remotamente se considera en estas instituciones un incremento a sus recursos. Lo más importante y que nadie ha definido es que el Gobierno del Estado de Michoacán, en los últimos 10 años ha otorgado un subsidio que en promedio anual alcanza los $1’233,343,853.66 que equivale al 35% del recurso ejercido por la UMSNH en el año inmediato anterior. En otro orden de ideas, no puede dejarse de lado la posibilidad de que al ser la Universidad una institución educativa de carácter nacional, sus bienes patrimoniales podrían dejar ser propiedad de la Casa de Hidalgo, por tratarse de inmuebles que pasarían a formar parte del patrimonio del Estado de Michoacán, como sucedió con otras Universidades, sin olvidar que esta opción considera que ya no se contaría con el subsidio estatal. Recurso que en el contexto nacional será muy complicado gestionar con el Gobierno Federal o, ¿Estarán planeando quienes proponen la nacionalización el que ese recurso ya no lo envíe el Gobierno Federal al Estado y lo asigne directamente a la USMNH desde el Presupuesto de Egresos de la Federación?, ¿Es posible?. Confirmamos entonces, que en el protocolo de salvamento a la Universidad en este caso, no ha existido congruencia entre la toma de decisión y la ejecución de acciones pertinentes.

Porcentaje del presupuesto estatal:
En esta opción no se requiere de mayor énfasis, ya que en lo particular me pareciera la elección más congruente dada la trayectoria de vida de la UMSNH: el gran trabajo que han realizado quienes nos anteceden en el quehacer universitario en más de un siglo de autonomía y sobre todo el impacto en la movilidad social y en el desarrollo regional que ha promovido nuestra Universidad por medio de sus egresados. Michoacán no sería el mismo sin la Universidad Michoacana, nuestra Universidad Michoacana no existiría sin el gran apoyo del Gobierno de Michoacán. Esta opción representa el asegurar un presupuesto suficiente, justo y que facilite el mantener los servicios de alta calidad de la Institución, mediante el otorgamiento del 6% del Presupuesto de Egresos del Estado, sin embargo es carente, a mi entender, de la negociación, apoyo y gestión con el Ejecutivo Estatal. La Universidad ha nacido en el Estado de Michoacán, ha sido su Gobierno Estatal el que una vez pugnó por su autonomía y son sus estudiantes provenientes sí de diversos puntos del país, pero su inmensa mayoría es michoacana y la identidad que una Universidad Estatal le brinda a un Estado es parte de su cultura, ha existido históricamente un importante trabajo legislativo para apoyar a la Universidad Michoacana, lo que sin duda representa un compromiso gubernamental con una de las Instituciones más importantes de la Entidad, por lo que no puede abandonarse en este momento esa gestión realizada por el gobierno estatal para entregarla al presupuesto que determine el Gobierno Federal. Por lo anterior, para que esta llegue a ser una opción real se requiere de un posicionamiento del Gobierno del Estado (que se ha caracterizado por ser un defensor histórico de nuestra Universidad), en el cual dé certeza de que es una opción viable. Para ello, requerirá la Universidad de la manifestación de todos los integrantes del Legislativo, de su muestra de apoyo, del reconocimiento que deben darle a la Institución los legisladores nicolaitas y a la historia de México quienes no son nicolaitas.

No veo a la Universidad Michoacana como una institución alejada del Gobierno de Michoacán, no la veo alejada del Legislativo Local, no de manera histórica. No permitamos, Gobernador y Legisladores, que se rompa esa estrecha relación entre la Universidad y el Estado.

Por supuesto que asignar recursos suficientes a la Universidad no será tarea fácil, pero esa es la tarea de los Legisladores y del Ejecutivo. La tarea de la Universidad es afianzar el desarrollo del Estado allegándole de recursos humanos altamente calificados, es promover la movilidad social, es ser congruente con tantos esfuerzos que se han conjuntado a través de su historia. Tarea de todos es corresponder a los esfuerzos de Don Vasco de Quiroga, de Melchor Ocampo, de Pascual Ortiz Rubio y de miles de nicolaitas que han dejado su vida trabajando por nuestro país, tarea de todos es asegurar que nuestra universidad continúe siendo una cuna de héroes, crisol de pensadores.

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