Por: Leovigildo González
Dos años tenía Vicente Fox como presidente de México, cuando llevó a la Cámara de Diputados, la reforma a la Ley General de Salud, que daba nacimiento al Seguro Popular.
Fox argumentó que se pretendía abatir un rezago en materia de salud, además de combatir la pobreza al enfrentar gastos provocados por la salud, pero sobre todo proteger a quienes no contaban con seguridad social.
El Seguro Popular, en cuestión de un año tuvo un impacto positivo en los mexicanos, sin embargo comenzó la problemática en su operación.
Actualmente hay más de 52 millones de mexicanos afiliados a este tipo de protección social, en su mayoría son personas de bajos recursos, sin embargo, aún hay retos importantes.
El colapso
Fue tan exitosa la Política Pública, que el Sistema Nacional de Salud comenzó a colapsar.
En pocos años, millones se acercaron a los servicios de salud públicos, el seguro les garantizaba el acceso.
Pese a los logros, el seguro tiene una enorme deuda, la calidad de los servicios, los cuales se saturaron, sobre todo en los estados, la capacidad se mermó de manera importante.
Lejos de mejorarla, Felipe Calderón siguió con la política pública de su antecesor, y la reforzó en recursos, debido al aumento de los afiliados, lo mismo pasó con Enrique Peña Nieto.
Centralizar la salud
Los recursos del Seguro Popular, eran administrados a través de los Regímenes Estatales de Protección Social en Salud (REPSS), que finalmente la responsabilidad caía directamente en los estados.
En el caso de Michoacán, las administraciones de Lázaro Cárdenas Batel, Leonel Godoy, Fausto Vallejo y Salvador Jara, tuvieron observaciones de auditoría, justamente por no implementar los recursos enviados al Seguro Popular.
Por situaciones así, López Obrador quiere centralizar la salud, y que sea el Gobierno que encabeza el que se encargue completamente de los recursos.