Por: Editorial
Michoacán ha sufrido del poder absoluto, cuando llegó Alfredo Castillo Cervantes al estado comenzó por controlar las delegaciones federales, luego incluso sometió al Gobierno del Estado.
El paso de Castillo por Michoacán, ha sido sumamente cuestionado, exceso de poder comenzó a cegarlo, las instituciones a usarlas para uso personal.
Hoy, hay en Michoacán una figura similar, pero en manos de Roberto Pantoja, un político de oficio, pero con poca experiencia en la administración pública.
La corrupción no se combate con la centralización del poder. El poder corrompe, pero el poder absoluto corrompe todo.