Por: Arturo Alejandro Bribiesca Gil
A la democracia.
Al momento de escribir estas líneas, traigo un cuadro bacteriano en las vías respiratorias de antología; entre el trabajo y el malestar, mi incipiente veta literaria está más seca que de costumbre. Lo único que se me viene a la cabeza es el cambio de poderes y las declaraciones de Paco Ignacio Taibo II en la FIL, de lo cual, ya mucho se ha escrito y dicho.
La verdad, es que pasó por mi mente saltarme este viernes mi honrosa obligación editorial, pero recordé que la semana pasada por trabajo también les falle a mis contadísimos lectores (entre 3 y 5), así que hice un esfuerzo y decidí, a riesgo de no aportar nada nuevo, compartir dos ideas sobre esos temas tan en boga, una por cada uno de ellos.
Por lo que respecta a la asunción de Andrés Manuel López Obrador como Presidente, no está de más decir que el inminente hecho democrático está grabado ya en la historia patria con tinta indeleble; sé que hay personas entusiasmadas, otras tantas preocupadas y, tristemente, también hay gente indiferente. Si me permiten la expresión, que puede parecer ambigua o contradictoria, creo que todos tienen razón, porque hay mil razones para estar entusiasmados; esperanzados; hay otras mil para estar preocupados o angustiados; y también porque puede que no pase absolutamente nada, ni bueno ni malo, que estemos solo frente a un cambio de élite, sin mayor sustancia.
En lo personal, creo que estamos ante un verdadero cisma en la política del México posrevolucionario, que sin duda traerá muchos cambios y ajustes de fondo, infinidad de ellos para bien y muy probablemente otros no tanto, solo esperemos que sean más los primeros.
Ahora, los cambios, hasta los buenos, generan incertidumbre, el temor a lo desconocido es connatural del ser humano, no lo olvidemos, pero, como verdaderos patriotas, debemos creer que algo bueno vendrá de la sacudida, apostar a lo contrario es sabotear nuestro futuro; porque, sin duda, los beneficiados de una fracaso de Andrés Manuel, son menos que los de su éxito, por mediano que sea, así que no seamos mezquinos y pongamos nuestra aportación para que la trasformación sea real y no superficial.
Bueno, pasemos a algo más interesante o divertido, mejor dicho: en días pasados, el excelente escritor Paco Ignacio Taibo II, quién ha sido propuesto para asumir el cargo de director del Fondo de Cultura Económica (FCE), durante una conferencia en la FIL Guadalajara 2018, para ejemplificar como, independientemente del proceso legislativo necesario para la reforma legal que le permita desempeñar dicho cargo, fungirá como tal, soltó:
“Va a haber un edicto del presidente (López Obrador) nombrándome encargado de despacho mientras sale la ley. Sea como sea, se las metimos doblada camarada”.
Chorros de tinta, y de tuits, han corrido respecto a esa jocosa declaración, muchísimos criticándola y otros tantos defendiendo, más que lo dicho, al emisor; uno de los argumentos defensivos es que otros hablan con forma pero como roban, como si estuviéramos ante una disyuntiva; falacia simplista diría yo. Lo cierto es que se ha sobre dimensionado el tema, porque siendo honestos, muchos hablamos igual o peor, mea culpa; eso sí, no me atrevería a decir algo así ante un micrófono, ni a escribirlo.
En fin, lo único que me gustaría agregar al tema Taibo II, es que falta algo, la desdoblada…