Columna de opinión
Bienestar Animal/ Sandra Arias
Parece que ante las injusticias somos peores quienes reaccionamos ante ellas, que quienes la comenten. Aplica en los humanos y aplica en los animales no humanos. ¿Cuánto dolor debe soportar un ser vivo para considerarlo digno de atención? ¿Cuánta sangre, cuántas cortadas debe tener, en este caso un perro, para escuchar su lamento?
La semana pasada el caso de Masha sacudió las redes sociales, una perrita talla pequeña fue rescatada en una condición dolorosa. En la grabación testimonial se escucha una voz femenina que dice: «pero tiene cortadas y quemaduras, ¿Verdad?», seguida de otra voz infantil que agrega: «¡Ay, no! ¡También tiene un su boca!»
Masha fue llevada al veterinario para ser atendida, 45% de su cuerpo presentaba quemaduras de segundo y tercer grado. Falleció a los 9 días.
¿Cuánto tiempo antes de su rescate durmió en la calle? ¿Cómo fue el momento justo de su incendió? No, esto no lo escribo con la finalidad de hacer un drama. Lo escribo porque, de haber sido ocasionadas, en las quemaduras de Masha hay una idea, un plan, un impulso quizá, pero con un objetivo.
Según El Muro, Asociación Civil encausada a disminuir los índices de violencia en la sociedad a través de campañas de protección animal, afirma que los torturadores y asesinos seriales comenzaron en prácticas con animales. No es.exageración, es una realidad.
La Ley de Derechos y Protección para los Animales del estado de Michoacán de Ocampo, en su Artículo 27, obliga al responsable del animal doméstico a cubrir su bienestar en distintas áreas; bien, si este no es el caso ¿cuál será su penalización?, ¿existirá alguna?, ¿se dejarán las cosas como siempre?
Este domingo 25 de noviembre, Morelia se unió en una marcha a favor de los Derechos de los animales, inspirada por Masha.
Repito: ¿Cuánto dolor debe soportar un ser vivo para ser digno de atención?