Columna de opinión
Por Teresa Da Cunha Lopes
Las universidades de primer nivel son cosmopolitas, tanto en sus procesos de reclutamiento de estudiantes como en sus procesos de contratación de docentes. Las universidades de primer nivel se rigen por criterios académicos en la designación de sus autoridades y no por «tribalismos» identitarios.
Pero este no es nuestro caso, donde la UMSNH ha sufrido durante mucho tiempo de un mal que socava su credibilidad, eficiencia y competitividad didáctica. Esta enfermedad se conoce generalmente como «localismo». No es exclusiva a Nuestra Máxima Casa de Estudios, pero, hace parte de la «subcultura» de la reproducción generacional que ha creado «redes familiares» de padres, hijos, sobrinos, esposas, novias, hermanos, etc, que además son egresados de sus salones, que raramente han salido a otras universidades, a otros países, al mundo.
El “localismo” es una variante del nepotismo, que consiste, cuando se recluta a un profesor o profesora, en preferir, a menudo a costa de injusticias flagrantes, el candidato(a) «local», ya presente en la universidad de reclutamiento. Es elegido el «insider» en lugar del «outsider».
El localismo es tanto más insidioso como general y, tanto más retrógrado y ferozmente anti-reformas, cuando es reforzado con un abierto nepotismo. Estas son las verdaderas fuerzas por detrás de las resistencias al cambio, a la transparencia, a la implementación de nuevos programas, a la reingeniería administrativa. Estas son las fuerzas que nos ahogan en una medianía decorosa pero no saludable, en una eterna guerra de clanes familiares por la conquista de espacios, que afloran en períodos de lucha por la rectoría.
Crear las condiciones de imparcialidad en la contratación de docentes y de investigadores y, aplicar estos nuevos criterios a la selección y a los procesos de representación en los Consejos técnicos, Consejo universitario, direcciones de Facultades, designación del rector, es una condición «sine qua non “de transformación de la UMSNH de una Institución «local» ( en que la «endogamia» es un freno a la innovación ) en un dinámico centro de producción de conocimiento volteado para el siglo XXI, abierto al mundo globalizado e hiperconectado, que trabaja en redes nacionales e internacionales.
Todas las (tentativas) reformas del proceso de elección en la universidad, hasta ahora, no han podido evitar esta forma, «normalizada» por la «consuetudo», de aceptación de la «endogamia «, del «localismo» y del «nepotismo» como regla que toma precedencia sobre la ley orgánica y, hasta, sobre el sentido común.
Cada vez que se habla de “abrir” la universidad se desencadena un conflicto de proporciones mayores protagonizado por tribus, “grillas”, políticos reconvertidos entre dos elecciones en “académicos”, que se nutre del argumento de la autonomía universitaria, incorrectamente interpretada como «extraterritorialidad» para justificar su oposición a cualquier cambio del “satatus quo”.
Los comités de selección, que escuchan y clasifican a los candidatos a docentes, están compuestos desde hace décadas por los mismos tres, cuatro que se van rotando entre ellos y, que acaban por simular «concursos» donde se declara vacante la publicación, siempre que el mejor clasificado es un «outsider». En el proceso se olvidan de que, también, debemos retirar algunas lecciones de la reforma del reglamento de ingreso a la UMSNH: si a los estudiantes se les exige pasar un proceso lleno de filtros (en particular en las áreas de la Salud) entonces, también debemos admitir que tienen el derecho de esperar una educación de calidad. Tienen derecho a que una facultad sea un verdadero centro formativo y que su planta docente sea reclutada de manera transparente, por sus cualidades científicas y didácticas, y no por otras razones.
Investigadores con currículos impecables, algunos con experiencia como coordinadores de posgrados PNPC, otros como coordinadores de centros de Investigación son impedidos de entrar a los Consejos técnicos o de se presentar a la elección de Consejo Universitario porque no son «mexicanos por nacimiento». Regla interna que contraviene la norma suprema constitucional y la interpretación jurisprudencial de SCJN, pero, que vemos aplicar (callados en un cómplice consentimiento) una y otra vez, como fue el caso de la última elección del consejo técnico de Derecho.
Hemos pasado por alto la posibilidad de tener rectores (as) con calidades personales reconocidas, con preparación académica impecable y con la necesaria experiencia de política universitaria para gobernar una tan compleja organización, porque muchas de las mejores opciones, profesores-investigadores (as) con décadas de servicio a la UMSNH …NO son «nicolaítas», o sea no son egresados de la Casa de Hidalgo.
Aunque son mexicanos por nacimiento, con excepcionales carreras y, por lo tanto, ELEGIBLES con perfil deseable, no cumplen con la norma consuetudinaria (de un racismo discriminatorio virulento), producida por el «teorema» de la endogamia, del localismo y del nepotismo.
Todo se ha intentado sin poder detener estas prácticas contrarias al principio de igualdad de oportunidades. y que nos anclan en un «feudalismo» disfrazado en grandes y sonoras afirmaciones de un «tribalismo » identitario parroquiano, malamente disfrazado de “nicolaicismo”.
Es hora de acabar con la narrativa de este «tribalismo”, principalmente cuando la designación del próximo rector(a) coincide con una de las crisis más graves de la centenaria historia de Nuestra Máxima Casa de Estudios. Existió un tiempo para el «localismo»; hoy es el momento de buscar el mejor perfil y, el criterio no puede ser el de la reproducción endogámica intergeneracional, sino el del interés superior de la Universidad.
La transparencia, la objetividad, la neutralidad y la integridad científica de la Universidad se ven socavadas por este «Ius loci» aplicado en todos los niveles de la vida interna de la UMSNH y, en particular en los procedimientos (tan poco transparentes) de la designación del rector. De hecho, este «Ius loci» es la única «regla» que sabemos que la «Comisión de rectoría» ha aplicado sin hesitaciones y sin tapujos en los procesos anteriores de designación del rector.
El favoritismo por el «insider (o sea la exclusividad otorgada a los egresados de la UMSNH que ha impedido a los mejores candidatos aspirar a la rectoría), cualquiera que sea su forma, es contrario al interés general y, en este caso, al interés educativo y científico.
Es esencial recrear las condiciones de «exogamia”, de movilidad universitaria, de igualdad de oportunidades, tanto en el ingreso de los estudiantes, en la contratación de personal como en la designación de las autoridades, condiciones esenciales para la circulación de ideas y para la calidad de la educación universitaria.
Es necesario romper con la tradición de la discriminación y abrir la posibilidad real de aspirar a la rectoría, en condiciones imparciales, aquellos que han dedicado sus vidas a la Casa de Hidalgo, aún y cuando no son egresados de la misma.